lunes, 5 de octubre de 2015

UNOS DÍAS DE VACACIONES Y RECLAMOS.



Tres preciosas imágenes de una puesta de sol en Almería, Cabo de Gata y vista desde la finca El Mesillo Alto de Lorca. 
         Una vez acabado el periodo de adaptación escolar de nuestras nietas en los centros donde cursan Educación infantil, la semana pasada, nos trasladamos mi mujer y yo a la zona Almería-Murcia-Granada para pasar unos días por dichos lugares, conocer sus muchos y atractivos encantos, descansar y echar el rato de tertulia con compañeros aficionados al reclamo.

         En la primera escala del viaje, la capital y provincia almeriense, donde pasamos tres días y medio, aparte de visitar diferentes puntos de interés turístico, compartimos un maravilloso día con el amigo y perdigonero, curtido en mil batallas, Baldomero Molero, su esposa y otros amigos suyos. Así, por la mañana, estuvimos en su querida parcela/cortijo Posá de los Moleros -lugar de reuniones familiares- viendo y cuidando sus reclamos y demás animales que tiene allí. De camino, para que no faltara de nada, Baldomero me regaló un pollo del año pasado que no ha salido al campo. Ya por la tarde, quedamos los dos matrimonios para visitar algunos preciosos rincones de la capital andaluza, tomar unas cervezas y charlar largo y tendido sobre nuestra querida y controvertida afición a la caza de la perdiz con reclamo.


En las siguientes tres tomas, se puede ver a Baldomero Molero cuidando sus reclamos en primer lugar. A continuación una imagen de la placa que hay en la fachada de su parcela. Por último, y como dato curioso, se puede apreciar bastantes patas de sus patirrojas abatidas año tras año.




         El martes, muy a primera hora, pusimos rumbo Lorca, donde me esperaba Domingo García, pajaritero de tradición, artesano de primer nivel en un sinfín de cosas y conocedor del campo como el que más. Sabía que era un hombre muy puesto en el tema de nuestra actividad cinegética, pero no me imaginaba que sus conocimientos llegaran al extremo que pude comprobar in situ. Es decir, una verdadera enciclopedia del saber y del buen proceder. Pero además, una bellísima persona y desinteresada hasta extremos impensables. Una vez en la preciosa localidad murciana, visitamos su finca El Mesillo Alto y constaté de primera mano que, lo que él me decía por teléfono era una realidad irrefutable: una propiedad muy bien gestionada, cuidada al máximo hasta límites insospechados y, por consiguiente, debido a ello, nuestra decadente, en muchos lugares de nuestra geografía, perdiz roja salvaje, afortunadamente, mantiene unas más que aceptables poblaciones. De esta manera, dicho paraje seco y calizo, con una vegetación de monte bajo compuesta por lentiscos, esparto, albaidas, cantueso, tomillo, romero… más abundante pino carrasco y bastantes almendros, posee unos colgaderos con los que todos soñamos, donde las patirrojas autóctonas lugareñas dejan en evidencia a muchos reclamos catalogados como de primer nivel. Eso sí, la pertinaz sequía que, año tras año padece la zona, hace que los lances para enmarcar  y recordar sean cada vez más escasos y si a ello le añadimos la desorbitada proliferación del jabalí, nos encontramos con un verdadero problema para nuestra querida Alectoris rufa que habita en aquellos parajes. Ni que decir tiene que, aparte de visitar la finca, comimos en la misma y conocimos a Juani, su mujer, encantadora persona y compañera docente. Además, el amigo Domingo me obsequió con un reclamo con muy buena pinta, noble y poco cazado y una preciosa jaula artesanal.


Las cuatro fotos que vienen a continuación, nos muestran, en primer lugar una toma de otra parte de la finca. En segundo lugar, un precioso colgadero con una oída buenísima. En la tercera se puede ver a Domingo observando uno de los muchos comederos y bebederos que tiene el acotado. Por último y como curiosidad, se muestra un habitáculo de esparto hecho por él mismo para el traslado de reclamos recién llegado a sus manos.






          Ya de vuelta para Huelva, pernoctamos en Granada, pero antes, con lluvia incluida en la caída de la tarde, hicimos una pequeña parada en Cúllar, localidad donde está situada la granja cinegética El Chopo, gestionada y llevada hacia adelante por el amigo y buen profesional Alonso Segura. Así, en aquel atractivo y sugerente enclave cercano a las Sierras de Orce y de la Estancias, rodeados de olivos y almendros, los ejemplares de la misma, con certificado de pureza genética extendido por la Junta de Andalucía, van adquiriendo por estas fechas el maravilloso colorido y trapío que exhiben nuestras reinas de los bosques. Obviamente, me traje dos machos, aunque uno de ellos es para regalárselo a un buen amigo y compañero de coto.


Las siguientes dos instantáneas nos muestran a una toma de los reproductores de la granja El Chopo y a su dueño, Alonso Segura con uno de los reclamos que me traje de la misma.



         Por último, tras una larga noche tormentosa y con fuerte aparato eléctrico y lluvia por toda la zona, como pude comprobar por los enormes charcos y deslizamientos de tierra en las carreteras, hicimos una visita al amigo y compañero docente Pepe Ariza en Chimeneas. De paso, recogí otros tres pollos de su granja emplazada en Ventas de Huelma en la finca La India. Dos para encargos y uno para mí, con la ilusión de que se pueda parecer a mi gran reclamo del mismo nombre y procedencia.



      Como se  puede comprobar, aunque siempre digo que no hay que cargarse con muchos pájaros en el jaulero, me vine para Huelva con cuatro de ellos que, sumados a los ocho que ya tenía anteriormente, conforman un “bando” de doce machos de jaula. Eso sí, como exigente que soy en las actitudes que debe demostrar un futuro reclamo, tengo la seguridad de que algunos de los nuevos no llegará a la apertura de la veda, allá por mediados de enero. Es obvio que no todos serán nobles y tranquilos y, como he repetido infinidad de veces en este blog, los comportamientos contrarios, una vez en las jaulas, no los aguanto.    

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