Tres preciosas imágenes de una puesta de sol en Almería, Cabo de Gata y vista desde la finca El Mesillo Alto de Lorca. |
Una vez acabado el periodo de adaptación escolar de nuestras
nietas en los centros donde cursan Educación infantil, la semana pasada, nos
trasladamos mi mujer y yo a la zona Almería-Murcia-Granada para pasar unos días
por dichos lugares, conocer sus muchos y atractivos encantos, descansar y echar
el rato de tertulia con compañeros aficionados al reclamo.
En la primera escala del viaje, la capital y provincia
almeriense, donde pasamos tres días y medio, aparte de visitar diferentes
puntos de interés turístico, compartimos un maravilloso día con el amigo y
perdigonero, curtido en mil batallas, Baldomero Molero, su esposa y otros
amigos suyos. Así, por la mañana, estuvimos en su querida parcela/cortijo Posá de los Moleros -lugar de reuniones
familiares- viendo y cuidando sus reclamos y demás animales que tiene allí. De
camino, para que no faltara de nada, Baldomero me regaló un pollo del año
pasado que no ha salido al campo. Ya por la tarde, quedamos los dos matrimonios
para visitar algunos preciosos rincones de la capital andaluza, tomar unas
cervezas y charlar largo y tendido sobre nuestra querida y controvertida afición
a la caza de la perdiz con reclamo.
En las siguientes tres tomas, se puede ver a Baldomero Molero cuidando sus reclamos en primer lugar. A continuación una imagen de la placa que hay en la fachada de su parcela. Por último, y como dato curioso, se puede apreciar bastantes patas de sus patirrojas abatidas año tras año.
El martes, muy a primera hora, pusimos rumbo Lorca, donde me
esperaba Domingo García, pajaritero de
tradición, artesano de primer nivel en un sinfín de cosas y conocedor del campo
como el que más. Sabía que era un hombre muy puesto en el tema de nuestra
actividad cinegética, pero no me imaginaba que sus conocimientos llegaran al
extremo que pude comprobar in situ. Es decir, una verdadera enciclopedia del
saber y del buen proceder. Pero además, una bellísima persona y desinteresada
hasta extremos impensables. Una vez en la preciosa localidad murciana,
visitamos su finca El Mesillo Alto y
constaté de primera mano que, lo que él me decía por teléfono era una realidad
irrefutable: una propiedad muy bien gestionada, cuidada al máximo hasta límites
insospechados y, por consiguiente, debido a ello, nuestra decadente, en muchos
lugares de nuestra geografía, perdiz roja salvaje, afortunadamente, mantiene
unas más que aceptables poblaciones. De esta manera, dicho paraje seco y calizo,
con una vegetación de monte bajo compuesta por lentiscos, esparto, albaidas, cantueso,
tomillo, romero… más abundante pino carrasco y bastantes almendros, posee unos
colgaderos con los que todos soñamos, donde las patirrojas autóctonas lugareñas
dejan en evidencia a muchos reclamos catalogados como de primer nivel. Eso sí,
la pertinaz sequía que, año tras año padece la zona, hace que los lances para
enmarcar y recordar sean cada vez más escasos
y si a ello le añadimos la desorbitada proliferación del jabalí, nos
encontramos con un verdadero problema para nuestra querida Alectoris rufa que habita en aquellos parajes. Ni que decir tiene que, aparte de visitar la finca, comimos en la misma y conocimos a Juani, su mujer, encantadora persona y compañera docente. Además, el amigo Domingo me obsequió con un reclamo con muy buena pinta, noble y poco cazado y una preciosa jaula artesanal.
Las cuatro fotos que vienen a continuación, nos muestran, en primer lugar una toma de otra parte de la finca. En segundo lugar, un precioso colgadero con una oída buenísima. En la tercera se puede ver a Domingo observando uno de los muchos comederos y bebederos que tiene el acotado. Por último y como curiosidad, se muestra un habitáculo de esparto hecho por él mismo para el traslado de reclamos recién llegado a sus manos.
Ya de vuelta para
Huelva, pernoctamos en Granada, pero antes, con lluvia incluida en la caída de
la tarde, hicimos una pequeña parada en Cúllar, localidad donde está situada la
granja cinegética El Chopo,
gestionada y llevada hacia adelante por el amigo y buen profesional Alonso
Segura. Así, en aquel atractivo y sugerente enclave cercano a las Sierras de Orce y de la Estancias,
rodeados de olivos y almendros, los ejemplares de la misma, con certificado de
pureza genética extendido por la Junta de Andalucía, van adquiriendo por estas
fechas el maravilloso colorido y trapío que exhiben nuestras reinas de los
bosques. Obviamente, me traje dos machos, aunque uno de ellos es para
regalárselo a un buen amigo y compañero de coto.
Las siguientes dos instantáneas nos muestran a una toma de los reproductores de la granja El Chopo y a su dueño, Alonso Segura con uno de los reclamos que me traje de la misma.
Por último, tras una larga noche tormentosa y con fuerte
aparato eléctrico y lluvia por toda la zona, como pude comprobar por los
enormes charcos y deslizamientos de tierra en las carreteras, hicimos una
visita al amigo y compañero docente Pepe Ariza en Chimeneas. De paso, recogí
otros tres pollos de su granja emplazada en Ventas de Huelma en la finca La India. Dos para encargos y uno
para mí, con la ilusión de que se pueda parecer a mi gran reclamo del mismo
nombre y procedencia.
Como se puede
comprobar, aunque siempre digo que no hay que cargarse con muchos pájaros en el
jaulero, me vine para Huelva con cuatro de ellos que, sumados a los ocho que ya
tenía anteriormente, conforman un “bando” de doce machos de jaula. Eso sí, como
exigente que soy en las actitudes que debe demostrar un futuro reclamo, tengo
la seguridad de que algunos de los nuevos no llegará a la apertura de la veda,
allá por mediados de enero. Es obvio que no todos serán nobles y tranquilos y,
como he repetido infinidad de veces en este blog, los comportamientos contrarios,
una vez en las jaulas, no los aguanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.