miércoles, 6 de septiembre de 2017

EL BUEY DE CAZA Y EL BOEZUELO


A
ntes que nada, puntualizar que este artículo lo traigo al blog porque, además de ser interesante por su carácter histórico y su importancia en la caza de la perdiz con reclamo, el amigo Juan Luis Rosa -al César lo que es del César- me puso tras su pista al informarme sobre las raíces de lo que hoy conocemos como tollo, puesto o aguardo. De hecho, y para ser honesto, tengo que decir el que suscribe no tenía ni idea del tema y, por lo tanto, fue una agradable sorpresa el conocer todo lo relacionado con ello.

Para comenzar, decir que si buscamos en un diccionario de la lengua castellana la palabra boezuelo, encontraremos lo siguiente:

1.- Figura que representa a un buey y que usa en la caza de las perdices.

2.- Armazón de arcos ligeros y de lienzo pintado, dentro del cual se mete el cazador para disparar desde allí a la caza.

Consiguientemente, cuando nos referimos al término boezuelo, también llamado buey de caza, nos estamos refiriendo a un buey real o ficticio que se utilizaba como estratagema venatoria para abatir a las perdices u otros animales de diferentes especies de caza. Por tanto, al emplear dicho término, hablamos de un refugio o escondite para no ser visto y poder lanzar o disparar desde allí. Es decir, un ancestral tollo o aguardo. Huelga decir que en antecesor del boezuelo es el buey de caza, un ejemplar de raza bovina al que se amaestraba para, desde su cuello, cuando bajaba la cabeza y sonaba su cencerro, disparar con el arma en cuestión: arco, ballesta, alcarabuz…. sobre ciervos, corzos, gamos, jabalíes, conejos, anátidas, perdices…, pues las piezas a abatir estaban acostumbrados a los bueyes, a los diferentes movimientos de los mismos y al sonido de sus cencerros o esquilas. Escritores como Alfonso X el Sabio, Luis de Barahona, Francisco de Quevedo, Pedro de Covarrubias, Hernando de Ojeda, Alfonso Martínez de Espinar… nos hablan del buey de caza en algunas de sus obras, lo que nos indica que estamos ante una forma de caza ya perdida en transcurrir del tiempo. De hecho, nuestro rey Alfonso X, que muere en el año 1.284, habla del buey de caza en su obra Libro de la Montería. ¡Y ya ha llovido desde entonces! Posteriormente, Luis de Barahona utiliza dicho término en su conocida obra venatoria Diálogos de Montería. Por tanto, como se puede comprobar el puesto portátil no es ninguna novedad. Cientos de años son notarios de ello.

Lámina sacada de internet en donde se puede ver dos momentos de caza con el buey


 

3 comentarios:

  1. Todo está en los libros.
    Pd. A veces también él, en la atmósfera calmante de un fuego de la noche de invierno combinado con los efectos seductores de algún buen viejo puerto, reveló algunas pocas sombras de sus oscuros secretos. Uno de ellos está aquí relacionado.

    ResponderEliminar
  2. Está en los libros:

    Qué delicia vivir en un cortijo,
    rodeado de monte perdicero,
    buen apetito, la salud de sobra,
    y tener por remate un buen jaulero.


    Respirar a raudales los aromas
    de tomillos, cantueso y mejorana,
    y oír por todas partes canturreos
    de perdices que anucian la mañana.

    Gerardo Fraile :"De la caza de la perdiz con reclamo".

    Pd. La cultura está ahí. Lo que pasa es que unos la cultivan, como es tu caso, y otros ni "siembran".

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Sr. D. José Antonio Romero Lluch, de la relación de títulos de "Mi biblioteca cuquillera" hay varios de los que no tengo noticias, ni se donde encontrarlos. ¿Le importaría darme algún dato más del autor, editorial, ISBN, o registro del catálogo de la Biblioteca Nacional de España?
    Un saludo,

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.