Cuando
hoy hablamos de cientos de patirrojas que se le han abatido a un mismo pájaro
de jaula a lo largo de su vida como reclamo, que son muchísimas, siempre
pensamos que son perdices de repoblación y que encima se ha hinchado un poco el
número como signo de mentirijillas de cazador. No obstante, a veces, no siempre
se miente a la hora de contar hazañas cuquilleras, sino que lo que parece una
auténtica e increíble barbaridad es una auténtica -valga la redundancia-,
aunque difícil de creer, verdadera realidad.
Tan
es así, y aunque hace tiempo que no traía al blog, un artículo de situaciones y
curiosidades encontradas en los libros, este verano leyendo una obra sobre
nuestra “bendita” afición: De la caza de la perdiz con reclamo,
de Gerardo Fraile, encontré unas líneas curiosas, en la página 88 del Capítulo X
dedicado a los relatos cuquillero, que dice lo siguiente después de contar la fenomenal faena
que le hizo el gran reclamo Nene a una
perdiz que se había ido plomeada diez días antes y la cual abatió Gerardo
Fraile, el dueño del pájaro:
“…
A este perdigón (hablando sobre Nene) lo llevaba generalmente donde otros
cazadores me decían haber dejado hembras viudas, y siempre que le contestaban
tuve la satisfacción de matárselas; es el más hembrero que he tenido. Era de
Cuevas de Velasco, provincia de Cuenca, y de las 1.230 perdices que le maté
hasta su muerte, fueron 811 hembras y los demás, machos…”
De
igual modo, en la página 93 del mismo capítulo, el autor, Gerardo Fraile,
refiriéndose ahora a otro de sus mejores reclamos, Favorito, y a una buena temporada, también escribe lo siguiente:
“…
En este celo, uno de los mejores por el
buen tiempo que hizo, le logré matar al Favorito, en 22 días que lo cacé en el
citado coto, 188 perdices…”
Ni
que decir tiene que por esas fechas -el libro se publica en 1905-, no había
perdices de repoblación o granja en los campos, por lo que, aunque este gran
reclamo, Nene, durara once años, debió
ser un auténtico pájaro puntero. Igualmente, Favorito sería también otro pedazo pájaro de bandera, ya que
salió a una media de más de ocho patirrojas por puesto. Ni más ni menos que dos
pájaros de jaula de los que hacen afición, como se suele decir.
No hay cazador que no mienta ni escopeta que no falle...
ResponderEliminarA lo largo de la historia han desaparecido muchas especies animales,otras estan en declive, se han hecho barbaridades, algo que a dia de hoy estamos "pagando", desaparecidos bien por necesidad bien por ignorancia, la cuestión es que desde el paleolítico los cazadores arrastramos una leyenda negra que no deja de alimentar a los anticaza.
Pd. Y no hago mención de la cantidad de nidos esquilmados o pollitos capturados, adultos incluidos hace cien años precisamente por no haber granjas.
Mi amigo Juan Luis.
ResponderEliminarComo tú muy bien sabes, nosotros, los cuquilleros no somos los grandes culpables de la "defenetración" de la perdiz roja, por muchos patirrojas que se abatieran en un puesto. Son otros los motivos principales.
En cuanto a los anticaza, que no me preocupan, bastante tienen ellos con no haber sentido nunca la gran y señorial sensación de estar en momentos venatorios. Es más, muchos de ellos, no distinguen un venao de una paloma y eso sí que es una pena.
Saludos.