Terminé el artículo de la semana anterior puntualizando sobre la preocupante falta de lluvias, circunstancia que
se ha hecho más patente en esta semana. De esta forma, el viento ha acabado con
la poca humedad del suelo y, como resultado, además del tema agrícola-ganadero, las patirrojas salvajes, excepto
excepciones, aparte que no las hay de sobra, empiezan a no querer saber nada
del reclamo. Las camperas autóctonas no abren el pico, pues el tomar tierra las
deja fuera de forma y las de repoblación, que cada día hay menos, porque se van
quitando de circulación, empiezan a saber más de la cuenta y, como abundan las
hembras, ya se han aprendido la lección y no es fácil que entren en plaza. En
resumidas cuentas, vuelve a repetirse lo de temporadas anteriores: esta
modalidad cinegética es para verdaderos sufridores. Pensar en un periodo hábil de
caza fenomenal es no saber de qué va el tema. Eso sí, con el paso de los años
nuestras queridas perdices, sean del tipo que sean, se van degenerando más y más.
Y no lo digo por añoranza, sino por pura realidad. Nuestra perdiz roja le pasa
como al ganado bravo de lidia: cada día que pasa van ofreciendo menos, por mucho afán que se ponga en mantener lo que hace años llevaban
dentro. Los motivos, como bien sabemos, son muchos y no es cuestión de ahondar en
ellos, pero ahí están y el resultado es más que palpable, aunque nos cueste
aceptarlo: nuestra perdiz roja salvaje es un espejismo de lo que era hace unas
decenas de años. Y vuelvo a puntualizar y dejar claro: no es cuestión de
números. Es cuestión de pasarlo bien y divertirse en el puesto. Lo que pasa es
que este posible desencanto se suple con otras alegrías que acompañan a la caza
del reclamo y que ya hemos relatado muchas veces.
En
cuanto a lo sucedido decir que, por diferentes motivos, no he ido mucho al
campo, aunque algo se ha hecho. En esta línea, Chimenea, que empieza a sufrir el bajón normal de los años, ha vuelto a
demostrar que el que tuvo, retuvo. Una collera abatida, no sin esfuerzos, incluyendo
titeo a la hembra, para que entrara en plaza, sirve para atestiguarlo. Y un
pollo, en su segunda salida, Navío,
consiguió meter una pareja y un macho a sus pies que pasaron a mejor vida. Cristeño sigue en forma y también
recibió su premio al igual que un nuevo ejemplar, todavía en fase de “exámenes”
que ha llegado a mis manos y que empieza a mostrar cualidades.
Chimenea y Navío con el resultado de dos buenos puestos
Por
supuesto, también tengo que decir que en algunos puestos más que bonitos por su
enclave y buenos resultados de años anteriores no ha habido suerte. Los reclamos que estuvieron en el farolillo en dichos lugares cumplieron de sobra. Sin embargo, el
campo no dio señales de vida. O estaba
mudo, o no los había. Y hablo de cuatro buenos colgaderos en dos fincas distintas y con ganado diferente y en los que me había divertido de lo lindo en otras temporadas. Espero que ello no sea un indicativo de que, con la mitad del periodo hábil por delante, la caza del reclamo empieza a pintar bastos esta temporada.
Que razón llevas, Jose Antonio, en como dibujas la realidad con tus palabras.
ResponderEliminarLos pájaros, cuando los hay, no se sienten atraídos por los reclamos. Aunque el que les cante sea un figura. Van a su aire y no están por defender o marcar territorio.
Y lo peor de todo es que la previsión del tiempo no apunta a cambiar a mejor.
Por eso, los lances que tengamos buenos, o medio.aceptables, son un regalo para ir conformando nuestros deseos.
A ver si en tu próximo relato tenemos la gran suerte de encontrar argumentos más optimistas y prometedores.
Gracias por deleitarnos con tu "pluma".
Buenas tardes.
ResponderEliminarLo que vamos perdiendo de ADN por el camino lo vamos ganando en cambio climático.
Un cóctel perfecto para aburrir al más avezado.
La perdiz no es tonta y lo acusa sea cual sea su procedencia pues está ó estaba genéticamente programada para otros menesteres.
Puede que se tenga una buena y pequeña racha como algo puntual pero no es la tónica general de los últimos tiempos que se calcan y fraguan como molde a fuego un año tras otro.
Suerte
Pd.No menciono legisladores (fechas) ni predadores.
Mis queridos amigos Manolo y Juan Luis.
ResponderEliminarCuando hablamos que la perdiz cada día está peor, sea del lugar que sea, no es una venda de que se pone antes de salir el grano. El problema es que el grano hace tiempo que está ahí. La regresión en número y en calidad hace fechas que “está en marcha” y si a ello le juntamos nuestra mala climatología de la época, hacemos, como dice Juan Luis el coctel perfecto. Lo único que nos queda es adaptarnos a lo que hay y, cuando nos entra la anopranza, recordar aquellas patirrojas y lances de hace décadas. Pensar en ello ahora, aunque lo hagamos, es de Quijotes.
La adaptación es lo que queda y solo los fuertes, como decía Darwin, sobrevivirán.