De nuevo, traigo al blog este artículo de Vicente Hurtado, en donde expone sus pensamientos y opiniones sobre nuestra modalidad cinegética.
ooo O ooo
Antes de nada, quiero dejar claro que todo lo que
les voy a contar y los comentarios que voy a hacer sobre la caza del reclamo,
están basados, sola y exclusivamente, en mi experiencia personal, en las muchas
horas metido en un puesto, en el mucho tiempo de conversación con aficionados y en los reclamos que he manejado a lo
largo de mi vida, sobre todo en esto último.
Porque
son los reclamos los que nos enseñan a nosotros
y no al revés.
Por lo tanto, mis opiniones son completamente
subjetivas, es decir, “son las mías”, las de Vicente Hurtado, y no tienen que
coincidir necesariamente con las de
ustedes.
Esta caza se basa, sola y exclusivamente, en la
experiencia personal de cada cazador. Digo esto porque, como norma general, el pajaritero
está solo dentro de su puesto sin nadie que vea lo que allí está ocurriendo.
Esta modalidad es algo muy íntimo, no tiene nada
que ver con la caza del conejo con podencos, la perdiz al salto, la perdiz en
ojeo, ni por supuesto, con las bulliciosas manos de galgos y liebres en las
campiñas.
Nuestra modalidad cinegética es personal y, como consecuencia
de ello, cada uno la interpretamos de un modo y le damos a nuestros reclamos un
nivel u otro en función de los pájaros que hemos tenido o que hemos cazado y
del nivel que hayamos visto en ellos, de tal
manera que, aquel reclamo que para uno es un fenómeno, para otro es un
pajarito de apaño.
Cada uno tenemos nuestro trabajo, nuestra
situación, una etapa y un lugar en el que vivimos y son esos factores los que nos permiten poder cazar más o menos.
Por duro que parezca o mal que pueda sonar, esto
que acabo de decir es una realidad innegable. No es lo mismo ser cazador de
reclamo en Cabra que en Madrid, ser socio de una sociedad de cazadores que
tener que pagar varios miles de euros para coger una acción de un coto de
reclamo, etc. En fin, el momento que
vivimos es así y no tenemos más remedio que amoldarnos a éste.
Si se caza mucho, se tiene la suerte de manejar
buenos reclamos y se sabe analizar lo que nos va ocurriendo, se llegará a tener
una opinión más o menos competente sobre esta modalidad, pues se habrán vivido
muchos lances en el campo que son los que
aportan la información necesaria para saber de qué estamos hablando.
Si se caza poco, por muy inteligente que sea el
cazador, tendrá poco criterio ya que no
habrá vivido las suficientes “clases prácticas” en el campo, como para poder
hacer comentarios con conocimiento de causa.
De todos modos hay que tener claro que, por mucho
que se haya cazado y por más buenos que hayan sido los pájaros que se hayan
tenido, nadie sabe de esto lo suficiente como para dar clases magistrales a los
demás y todos los aficionados -sobre todo los que ya llevamos en esto muchos
años y hemos vivido bastantes lances distintos-, sabemos que nadie llegará a
saberlo todo sobre reclamo por un único motivo: cada reclamo es único e irrepetible.
Es por ello que, aficionados muy veteranos, siempre repiten que “se muere uno de viejo sin saber de reclamo”
Vicente Hurtado Navarro.
Muy buenas.
ResponderEliminarComo siempre y ante todo, agradecer a Vicente Hurtado su constante colaboración con este blog, que se mantiene rondando los doce años, pero como dice Damián Boza, en un comentario del artículo anterior, Facebook, Instagram y otros canales hace tiempo que le ganan la partida. Aun así, ahí seguimos por el momento, aunque el final empieza a sobrevolar por mi mente, pues es un gran esfuerzo y poca satisfacción.
Sobre el artículo, como él bien deja claro, solo añadir que la soledad del puesto es la que esculpe al pajaritero para bien o para mal, pues solo él es notario de los momentos que dentro del aguardo se producen que, por supuesto, al igual que los reclamos, son únicos e irrepetibles.
Saludos.