Desde
Aristóteles y Plinio el Viejo, que ya dejaron por escrito, unos siglos antes de
Cristo, referencias sobre lo que hoy, dos mil y pico años después, conocemos
como caza de la perdiz con reclamo, han ido surgiendo escritores/aficionados
que nos han hecho llegar con sus tratados sobre esta modalidad cinegética lo
que ellos entendían, pensaban y habían vivido sobre el apasionante y cautivador
mundillo de la caza del cuco.
Todos
ellos, sin excepción, con más o menos formación académica y cultura prosística/lingüística/literaria,
compartieron mediante sus textos, infinidad de conocimientos, pareceres, situaciones,
momentos, historias, anécdotas…., para que, de alguna forma, nuestra agraviada,
pero excitante y señorial afición, perdurara en el tiempo y, de camino, fuera una fuente de información y aprendizaje
para actuales y futuras generaciones o, al menos, que éstas conocieran de primera
mano lo que en su día, amaban, sentían y practicaban sus mayores.
De
esta manera, desde grandes escritores/cazadores de reclamo ya fallecidos y
conocidos por la mayoría de los que integramos el colectivo pajaritero como D.
Diego Pequeño y D. Manuel Mariano (A+B); pasando por D. Juan Vázquez del Río,
D. Gerardo Fraile, D. Francisco Sánchez-Casas, D. Fermín Vaquero, D. José
Cuenca…, hasta los compañeros que en los últimos años han publicado y
compartido lo que ellos entienden, sienten y vivencian sobre nuestra modalidad de
caza, todos han arrimado el hombro en pro de nuestra afición cinegética. Por lo
tanto, nadie puede o debe decir que lo escrito por tal o cual persona no merece
la pena o que su calidad no es acorde con lo que el aficionado pide a día de
hoy. Y no debe decirlo porque hasta del más simple manual/tratado/obra perdigonera
siempre se aprende algo o encierra detalles hasta entonces desconocidos. Bien
por particularidades, por vocablos/expresiones de nuestra jerga, por las anécdotas,
por los relatos, por las actuaciones y formas de proceder con los reclamos en
casa y en el campo, por singularidades de los pertrechos…, todos, todos sin
excepción alguna, con total seguridad, nos enseñan algo y, por lo tanto,
merecen el máximo respeto.
Debido
a ello, vaya mi máximo agradecimiento de corazón -como apasionado que soy del
reclamo-, a todos los citados y otros muchos que nos dejaron en sus momento sus
textos y, cómo no, a los que siguen en dicha línea porque, de cualquiera de ellos,
siempre he aprendido y todos aprendemos, si no de un aspecto, será de otro que,
en el fondo, es de lo que se trata.
Pero
que tengamos claro que, la mayor calidad prosística de los escritos, aunque muy
importante y que marca la calidad de las obras impresas, en ocasiones, no lo es
todo en esto del reclamo porque, aún con algún error ortográfico o de
transmisión de ideas -que todos los que empleamos la “pluma” los tenemos-, nos podemos
encontrar con manuales pajariteros escritos por reclamistas con no mucho nivel
cultural en los que su lectura es una verdadera gozada porque nos transporta a
la salsa de nuestra forma de entender la caza de la perdiz roja. Por todo ello, no
hay que ser ningún catedrático en Ciencias o Letras para llegar a los
aficionados y compartir con ellos infinidad de detalles de nuestra modalidad
cinegética que pueden ser muy útiles para los que empiezan y, de camino, para
los que ya llevamos unos buenos años con la jaula a cuestas, porque todavía no
ha nacido quien lo conozca o sepa todo, ni quien por mucho que se empeñe lo va a
saber todo en el mundo de la caza de la perdiz con reclamo.
En
resumidas cuentas, aunque hay y habrá obras y obras… (prosa utilizada, recursos
lingüísticos o literarios, contenidos, calidad y variedad de imágenes -si las
tuviere-, número de páginas, estructura física del manual/tratado…) y
aficionados y aficionados que ofrecerán su opinión sobre las mismas, pues “sobre
gustos y colores no discuten los doctores”, nunca debemos, ni es de
justicia y, mucho menos, de un colectivo tan maltratado como es el nuestro,
echar tierra sobre ninguna de ellas, por muy modestas y simples que pueden
parecer. De hecho, es muy posible que encontremos en estas últimas, lo que no
hallemos en otros extensos y pomposos tratados. Pero es más, el objetivo final
que han perseguido los autores de todas ellas -creo que sin la más mínima
exclusión-, no es, ni ha sido otro, que el hacer llegar al lector lo que ellos aprendieron,
vivieron, conocen, sienten y opinan sobre los numerosos principios y aspectos en
los que se cimenta nuestra milenaria y noble forma de entender la caza de la
perdiz roja española y, de camino, aportar su granito de arena en pro de tan
controvertida y apasionante afición, solo con el propósito de que esta cautivadora y
fascinante modalidad cinegética perdure en el tiempo, para satisfacción de las
generaciones venideras y la salvaguarda, como no, de la reina de los campos
andaluces y del resto de España, nuestra perdiz roja, Alectoris rufa.
Para
finalizar, porque viene como anillo al dedo, quiero plasmar una breve reseña
extraída de un pequeño libreto -setenta páginas cuya portada abre esta entrada-, Quitapenas, un
excepcional reclamo, del aficionado onubense/ayamontino Antonio Boza Fernández,
que no por ser de reducida extensión y tamaño, deja de ser GRANDE en favor de
nuestra forma de caza. En el mismo y hablando en la página nueve sobre las
condiciones que se tienen que dar para que esta modalidad resulte gratificante, nos deja este bellísimo pensamiento sobre el señorío de la misma:
“…Ver amanecer una mañana de buen tiempo en los meses de enero y febrero, en plena Naturaleza y rodeados de paisajes y sonidos donde, a veces, se oye hasta el silencio…”
Ese silencio que se oye es la mejor banda sonora que existe.
ResponderEliminarBUENOS DIAS JOSE ANTONIO,OTRO VERANO MAS Y NUEVAS ILUSIONES,LA MELANCOLIA DEL MES DE SEPTIEMBRE SOLO SE OLVIDA RECORDANDO ESTOS AMANECERES INOLVIDABLES EN EL PUESTO,QUE COMO DICE EL AUTOR DEL LIBRO HASTA EL SILENCIO SE SABOREA.DESEO HAYAS TENIDO UN BUEN VERANO CARGANDO ENERGIA PARA LA PROXIMA TEMPORADA.DESDE MALLORCA SALUDOS PARA TI Y LOS TUYOS
ResponderEliminarLa soledad del puesto en una finca tranquila de visitantes, ese silencio solo roto por los habitantes naturales del campo, el cazador escondido como si no existiera, esos momentos son magicos para el que lo sabe apreciar, luego si nuestro reclamo canta y se comporta o no, es otra pelicula, pero esos primeros momentos de silencio, para mi tienen magia.
ResponderEliminarJOSE ANTONIO EL ESCRITO QUE VIENE DE MALLORCA, ES MIO O SEA TOMEU,PERDONA PERO SIEMPRE SE ME OLVIDA PONER EL NOMBRE.SALUDOS
ResponderEliminarBuenos dias compañero, sin duda ha cambiado el tiempo y entramos en otoño, el olor del campo y la luz del sol han cambiado, el uno se humedece, la otra se atenúa y nosotros, sin darnos cuenta, empezamos a barruntar el celo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola compañeros.
ResponderEliminarQuiero empezar dandole de nuevo las gracias a nuestro compañero JOSE ANTONIO ROMERO, para mi uno de los CUQUILLEROS más completos que he conocido, y digo mas completo porque el buen cuquillero, no solo estámos obligados a cuidar bien de nuestros reclamos, o practicar muy bien nuestra modalidad, respetando las normas y costumbres que nos enseñaron nuestros padres, abuelos o en algunos casos nuestros amigos.
Además de esto, el buen cuquillero debe de estar siempre dispuesto a defender esta modalidad, que ahora por desgracia, corre tanto peligro.
Y lo que hace Jose Antonio, al igual que otros compañeros, aunque la gran mayoría de las veces no lo analicemos. El escribir, crear un diálogo, una tertulia o debate, cómo le queramos llamar, esto hace que nuestra modalidad sea transportada a muchas personas, que sea más grande cada día, ya que esto al final acaba creando más afición, y cuantos más seamos, más difícil le va a resultar a esas personas de traje y corbata, que no saben de lo que va nuestra apasionante modalidad, el salirse con la suya.
Pero para ello tenemos que leer y escuchar a estos “Maestros” que con su sabiduría nos enseñan y ayudan mucho día a día.
Escuchémoslos, participemos en sus tertulias, en definitiva, ayudemos a mantener EL RECLAMO.
Si lo perdemos,
Perderemos parte de nuestra vida.
DIEGO RAMA
Muy buenas a todos los seguidores del blog.
ResponderEliminarAnte todo, vaya por delante mi agradecimiento a quien lee lo publicado en este blog y a quien participa con sus comentarios tanto en los comentarios, como vía wassap en mi móvil, que no son pocos.
Sobre lo que habéis comentado, solo decir que el blog, como dice Alectorix, es un medio de información y que al compartir muchas de las singularidades, detalles, opiniones, historias… lo que estamos haciendo es el aprender los unos de los otros, independientemente del grado de conocimientos que pueda tener cada uno, que nunca, por mucho que se quiera es total, porque es imposible, independientemente de lo que digamos cada uno. Pues tengo muy claro que todos nos iremos sin saberlo todo de un determinado aspecto. Por lo tanto, jóvenes y mayores somos un complemento y aprendemos unos de otros, no noveles de veteranos, cuando compartimos, aunque estos últimos siempre cuenten con más experiencia.
Y en los libros y ya está dicho en el artículo, pasa igual: de todos se aprende. De hecho el detalle, precioso y real por cierto: “...se escucha hasta el silencio” lo podemos encontrar en un sencillo libro sobre nuestra afición cinegética, aunque ya en el 1964 Simon & Garfunkel lanzaran el disco "Los sonidos del silencio"
.
Por último, decirle a Diego Rama que se pasa muy mucho en los elogios, pues solo soy un pajaritero más que trata de ayudar a la afición desde este blog, pero como he dicho unas líneas antes, soy solo un aprendiz. Ya quisiera yo saberlo todo y poder dar clases de caza con el reclamo.
Saludos.
Por cierto, tengo que decir, porque me lo dejé atrás en el artículo, que muchas de las cosas que podemos leer en las obras de hace ya algunos años, está desfasadas y hoy día no tendrían sentido, incluso fuera de la Ley.
ResponderEliminarHablar hoy de cazar la hembra, comprar pájaros salvajes en cualquier sitio y a precios irrisorios, construcción de innumerables puestos de monte o piedra, ir al puesto andando mucho trecho con la jaula a cuestas, potingues y meringotes para los reclamos, comidas para los pájaros de jaula, servidores en los cortijos… ya están desfasados, aunque en su momento es lo que había.
Por tanto, cuando leamos el libro de Fulanito o Menganito, tenemos que saber que se escribieron en su momento, que era lo que había y, por lo tanto, merecen nuestro máximo respeto.
Saludos.
Buenas noches a todos!! ante todo felicitar al autor de este blog, que es capaz de mantenerlo vivo en la época de facebook, instragran y otros canales de mayar difusión.
ResponderEliminarTodas esas publicaciones que citas, son fruto del deseo de dejar constancia de las vivencias de esta apasionada modalidad, de forma más académica o de forma más vulgar, pero el fin es que perdure en el tiempo, que no caigan en el olvido, y que cuando pasen los años, sigamos reviviendo y emocionándonos con lo que leemos.
El silencio, los olores, que nos ofrece el campo los primeros meses del año, son sin duda, para mí, una de las sensaciones más placenteras y que me hace sentirme bien y disfrutar mucho del entorno y de todo lo que rodea esta modalidad.
Un saludo a todos!
B noches.
ResponderEliminarGracias Damián Boza por participar en lo que ya se esta quedando un poco en inferioridad con las redes sociales que citas, aunque hacemos lo que podemos.
Eso sí, después de casi 12 años, esto está llegando al final como es lógico.
Saludos.