domingo, 27 de noviembre de 2011

DE MONTERÍA: CALAÑAS 27 DE NOVIEMBRE.


"¡EUREKA!" AFORTUNADAMENTE,  ESTOS "BICHITOS" EXISTEN.





            Para un profano en la materia como yo, este "animalito" es un verdadero coloso. Pero..., además, para los entendidos, no lo es menos, ya que ellos saben de primera mano que, hacerse con un trofeíto de esta categoría, no es nada fácil, sino todo lo contrario. Pocos, muy pocos,  son los afortunados que si el destinino le otorga una  longeva vida de montero tienen esa "gracia". Sin embargo, hoy, en la mancha "La Encarnación", el amigo Mario León, ha pasado a la historia de la Sociedad de cazadores de Calañas, como el afortunado que ha sido capaz de abatir, porque tampoco está al alcance de todo el mundo, a tan impresionante cochino del país. Aquí no hay mezcla, éste es de los de pura raza hispánica. Bien es verdad que, luego, uno de los perreros lo ha rematado a lanza, pero estaba partido por la espina dorsal, con lo cual, poco podía moverse. Está claro que, por comentarios de los doctos en la materia,  catalogarlo como un  medalla de oro, no es nada descabellado.




            El resto de la montería no ha estado nada mal, ya que se han abatido: 14 venaos -uno de ellos, con doce puntas, "cobrado" por Juan Conde, muy bonito-, 8 cochinos y 26 ciervas de descaste.

             La anécdota da la jornada, y gracias a Dios que no pasó a mayores, ha sido el estado en la que ha quedado una repetidora después del disparo: el caño totalmente destrozado al reventar, pero, saliendo su dueño totalmente indemne del trance.

             Las imágenes que vienen a continuación recogen distintos momentos de la jornada de caza.

En la primera se ve el gran aspecto que presentaba el bar de la sociedad en los primeros momentos de la mañana -faltaban los fumadores que estaban en la calle con su "tarea"-. La segunda  y tercera nos muestran  a Mario con su trofeo y sus dos hijos. En la cuarta se observa a Juan Conde con el bonito venao que abatió. La última recoge cómo quedó la citada escopeta después del disparo.






          Nosotros no tuvimos suerte, porque, prácticamente, no vimos nada en toda la montería. Eso sí, tomamos el sol de lo lindo, ya que la mañana estaba de maravilla.

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