Aunque se iba a montear la mancha del Cobujón, una pareja de águilas imperiales que anida por aquella zona hizo que se cambiaran los planes. Por tal motivo, hubo que dar una -El Picote- que, normalmente, se deja para el final de temporara, por lo que los resultados no fueron los deseados: tres venaos medianos -12, 10 y 8 puntas respectivamente- y dos "pepas" grandes de descaste.
El entorno, terreno muy quebrado y poblado por una densa vegetación de monte bajo y eucaliptos, prometía buenos augurios, pero los números fueron más que flojitos. De hecho, pocos tiros se escucharon en toda la montería. Nosotros -mi hermano Juanvi y yo-, ni siquiera tuvimos la suerte de ver alguna res.
A continuación, se pueden observar algunas secuencias de la jornada montera.
En esta primera, se puede ver a mi hermano cogiendo la papeleta del sorteo de puestos.
En las tres siguientes se aprecia el paisaje que teníamos alrededor de la puerta que nos correspondió y a mi hermano observando el frontal desde su banquillo. No hubo suerte, ya que no vimos absolutamente nada.
En las dos siguiente se pueden observar dos de los ciervos que se abatieron. El de la primera no tenía muy mala pinta, ya que era un "venaíto" con una cornamenta bonita y muy "igualaíta"
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