viernes, 5 de diciembre de 2014

LA MAGIA DE LAS SETAS.

Nuestra madre Naturaleza siempre nos ofrece tesoros de una belleza inigualable. Pues bien, uno de ellos son las fascinantes, mágicas y misteriosas setas. Y es así, porque estos componentes de nuestra flora mediterránea encierran ese encanto especial que les da la belleza que encierran por su maravilloso colorido y ese tufillo a peligro máximo que encierran cuando se habla de  llevárselas a la boca formando parte de exquisitos platos.

De esta forma, cuando el otoño es lluvioso y poco frío, como es el actual, nuestros campos están adornados, aparte de otras especies de vegetales, por un sinfín de ejemplares del llamativo reino fungi. Así, sin ir más lejos, ayer, mientras me daba una vuelta por mi coto para dar un vistazo y rellenar los comederos de trigo, pude comprobar como nuestras fascinantes y, en muchos casos, buscadas setas poblaban la mayoría de los rincones de la finca. Consiguientemente, Amanitas, lactarius, agáricus, lepiotas y otras especies forman parte de ese atrayente y encantador mundo de la micología, del que me siento un fervoroso enamorado y asiduo setero.


Ocho instantáneas de diversas setas. Las tres primera pertenecen a la bellísima Amanita muscaria, una seta alucinógena. La cuarta es un Agarícus campestris, champiñón silvestre. La quinta es el conocido Lactarius deliciosus o níscalo. La sexta es una lepiota. La septima es un Lycoperdon perlatum o "peo de lobo" y, por último, la octava es una Amanita vaginata/mairei.









Por si fuera poco, pude comprobar que nuestra auténtica perdiz roja sobrevive a pesar de la muchas trabas que le ponemos para salir adelante. En esta línea, puedo decir que La Dehesa, el coto en el que llevo 15 años, todavía es un rincón de nuestra Comunidad donde no se ha repoblado con perdiz de granja, lo que hay es Alectoris rufa y, como pude apreciar ayer, hasta con bandos de 17 ejemplares.

           De camino, decir que como hay tiempo para todo estuvimos el amigo Pepe Moyo y yo preparando algunas plazas para que, cuando llegue el momento, las camperas extrañen lo mínimo posible. Así, la siguiente imagen nos muestra una de ellas: al fondo estaría el aguardo y en primer plano el tanto o farolillo.



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