Desde que aparecieron los primeros reclamos nacidos en cautividad, allá por los años 80, siempre ha habido una gran disputa entre los defensores y detractores de unos y de otros, circunstancia que se ha tratado en todos los foros, grupos e, incluso en este blog. Por ello, una vez más, por ser importante, lo traigo aquí de nuevo para su debate. Ni que decir tiene que: ¿campo o granja? está en boca de una gran mayoría.
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Sobre esta complicada respuesta, de la que han corrido y siguen corriendo ríos de tinta, al menos yo lo tengo clarísimo, discutible pero clarísimo, no son superiores los de campo a los de granja. Consiguientemente, bajo ningún concepto el reclamo salvaje, aunque haya quien lo asevere -situación más que respetable-, es superior o de mayor calidad que el nacido en una explotación cinegética. Puede haber reclamos buenos y malos, pero que los buenos de monte son de mayor calidad que los buenos de granja, nada de nada.
Pues
bien, basada esta introducción en una apreciación personal que puede ser
compartida o, por el contrario, totalmente cuestionada, debo decir que esta
aseveración no se trata de un criterio personal sin más, sino que está fundamentada
en muchos años cazando el perdigón y observando, in situ, reclamos de campo y
de granja, pues desde que tuve el primer pájaro de jaula de granja, Castelar,
allá por los años mil novecientos ochenta y algo, hasta la fecha, mi jaulero ha
dado cobijo a numerosos reclamos de campo, cada vez menos, y otros tantos
criados en cautividad. Por tal razón, puedo sustentar mi opinión indicando que,
en estos años, sobre treinta y muchos, no ha habido supremacía de calidad de
reclamos montesinos sobre los nacidos en granjas cinegéticas. Tan es así que,
si analizo a los dos pájaros punteros que han pasado por mis manos en este
tiempo, el de Manué y Chimenea, si el primero, nacido en libertad, era
un muy buen reclamo, el segundo, no lo era menos. Es más, creo que superior, pues aparte de atesorar una música envidiable, sabía perfectamente marcar los tiempos y ofrecerle a cada patirroja lo que necesitaba para hacerla entrar en plaza. Luego, tras el disparo, entonaba un canto mortuorio que ponía los vellos de punta.
Pero,
aparte de los pájaros punteros o de bandera, se puede precisar, sin lugar a
equivocarse que de los medianos, de los que se suelen tener habitualmente en
los jauleros años tras año, tampoco es de recibo el afirmar que los de campo le
llevan la ventaja a los nacidos en cautividad, sino todo lo contrario. De hecho,
es mucho más fácil que un perdigón de granja sea un “mediacuchara”, que uno de
procedencia montesina. En esta línea, podría citar un abanico bastante amplio
de reclamos que he tenido, de los que dan el avío, no salvajes y, por el
contrario, no tantos de los que una mamá perdiz salvaje incuba, saca y educa en
diferentes fincas de nuestra geografía regional y nacional.
Sé,
porque el tema tiene migas, que se puede echar mano de muchos planteamientos
para contradecir lo expuesto anteriormente, pues el apego a la tradición
tira mucho, pero, al mismo tiempo, se puede hacer uso de infinidad evidencias
que cimenten la opinión personal que expongo. De esta manera, hay quienes
puedan esgrimir que el reclamo campero tiene mejor repertorio musical, que
emplea mejor los tiempos en los lances, que recibe mejor, que cada día va
mejorando sus recursos, que dura más tiempo de vida útil…, calificativos o
formas de actuar que bajo ningún concepto se ajustan a la realidad o, al menos,
yo no estoy de acuerdo con ello. Y no lo estoy, porque mi experiencia en el
tema me dice que el pájaro criado en cautividad que apunte cualidades, las
desarrolla y las pone en práctica, como mínimo igual que el de procedencia
salvaje. Es más, para que salga uno que medio sirva de monte, siempre nos
encontraremos con varios de granja que medio sirven. Sin olvidar que su precio, incluyendo que no
está permitido comerciar con los nacidos en libertad, aparte de la dificultad a
la hora de encontrarlos, siempre será mucho más económico. Y, además, cuidado. Pues, en más de una ocasión, compramos granja por campo, pues la picaresca siempre está en nuestra querida España a la orden del día, máxime, cuando en la actualidad, muchas explotaciones cinegéticas ofertan ejemplares que harían dudar al más docto de los entendidos en el tema. En una palabra, lo de gato por liebre, nunca mejor dicho, sigue en vigor en la compraventa de pájaros de jaula.
Ahora bien, mientras exista quien compre
futuros reclamos de procedencia salvaje o, simplemente hable de ellos, el
expolio de nidos, pollos y ejemplares adultos está servido en los ya de por sí debilitados
campos de nuestra querida España, pues heridos en jornadas de caza, aunque los hay, nunca podrían surtir
a todos los jauleros de miles y miles de aficionados que practican esta
controvertida, emocionante y tradicional modalidad de caza. De hecho, el cazar con perdigones de granja no
es una afrenta cuquillera, máxime cuando la creciente demanda de los mismos y
los correspondientes estudios genéticos han ido consiguiendo que el reclamo procedente
de estas explotaciones cinegéticas, cada día que pasa, se acerque más al porcentaje
genético que posee el nacido y criado al amparo de sus progenitores en los
diferentes parajes de nuestra geografía. Consiguientemente, no procurar ejemplares nacidos en libertad es una forma de ayudar, aunque sea mínima
comparada con otras circunstancias que también afectan a su declive, a la
conservación y regeneración de una especie, buque insignia de la avifauna de
nuestro bosque mediterráneo, que cada temporada que pasa va disminuyendo
peligrosamente sus poblaciones.
Eso sí, como ya expresé en el artículo anterior quiero recalcar para que quede bien claro que no soy, ni me considero un profesor en esto del reclamo, sino todo lo contrario, un alumno que quiere aprender de quienes, al participar en el blog, pueden ayudarnos a ver nuevas ideas, situaciones y formas de entender y cazar el reclamo.
Eso sí, como ya expresé en el artículo anterior quiero recalcar para que quede bien claro que no soy, ni me considero un profesor en esto del reclamo, sino todo lo contrario, un alumno que quiere aprender de quienes, al participar en el blog, pueden ayudarnos a ver nuevas ideas, situaciones y formas de entender y cazar el reclamo.
Aunque ya lo he repetido infinidad de veces...(y las que queden).
ResponderEliminarA día de hoy nadie, absolutamente nadie ha podido demostrar en plaza y sobre el terreno que una u otra perdiz sea mejor o peor.
Mucho avispado saldrá por los cerros de Ubeda argumentando qué para gustos los colores otros dirán que si las enfermedades, otros que si el comportamiento creando una propaganda o leyenda negra alrededor de las criadas en cautividad una especie de Santa Inquisición que solamente desean esquilmar las poblaciones de perdices salvajes a cambio de que desaparezca esta caza tradicional.
Por esta regla de tres desaparecerían:
El toro de Lidia
Las aves de cetrería
Los perros de caza
O un simple canario de jaula
Pues todos ellos han sido criados en cautividad aún teniendo un origen salvaje...
Pd. Pienso que hay quien vive del morbo y del masoquismo.
Estoy totalmente de acuerdo con tus palabras, he tenido solo uno de campo bueno, en cambio de granja más de uno y no tienen nada que envidiar uno de otros. Yo acepto todo lo que cae en mis manos y está claro que no hay diferencias. Para mi solo hay dos tipos de pájaros, el que vale y el que no. Un saludo
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo,ademas que mas da que el gato sea blanco o negro lo importante es que cace ratones.Saludos
EliminarB días. Como dice Alectoris, hoy día, no faltan granjas de variados "productos". Los tiempos son los que son. Pero ello no significa que la "mercancía" sea peor, pues como complementan los otros dos comentarios de Benjanmin y Uknnom, la historia es: bueno o malo. Sea de donde sea.
ResponderEliminarSaludos