Dentro del apartado de colaboraciones, hoy traigo al blog este artículo del compañero Alectorix, seguidor y colaborador asiduo del mismo.
ooo O ooo
Siguiendo las normas del
blog, este artículo nunca se puede ver o enfocar como una imposición de ideas o
costumbres, pues existe un amplio abanico de posibilidades que todo el mundo
conoce. Por ello, dentro del apartado de colaboraciones, solicitado por José
Antonio -autor del mismo-, intentaré que mis palabras aquí reflejadas nunca
vayan en la dirección de lo más que consabido “esto es lo mejor”.
Pues bien, una vez hecha
la introducción, creo que es la ocasión idónea para “mojarse” en pro de la
afición y de este blog. Eso sí, en un tema más que machacado, muy acorde con
estas fechas y, por supuesto, buscando el bienestar animal.
Huelga decir que estos días son de intensa
actividad, emoción y sentimiento para los pajariteros y la personas que se
buscan la vida con la perdiz y su mundillo, pues siempre he creído que la jaula,
históricamente, ha sido un medio de transporte para cambiar un pájaro de un
lugar a otro, ya sea hacia una feria
cinegética, una tienda, un futuro cliente, hacia el cazadero o una barrera de
protección ante posibles depredadores. También incluyo la cobija como parte
fundamental de la jaula, siendo ésta el principal banco de prueba tanto en casa
como en el campo. Es más, sin ella, nunca sabríamos lo que, realmente, hay
dentro. Tan es así que, podríamos decir que es mucho más necesaria que el arma
o el estruendo del disparo. Sin pasar por alto su ubicación, buscando siempre
el mejor lugar para que esta pequeña “vivienda” en cuanto a la temperatura, los
predadores, los revuelos nocturnos o los rebotes de plomos o pequeños restos de
piedras en el disparo. Todas ellas, situaciones que hay que vigilar, pues más
de un reclamo se nos ha ido al otro mundo por un descuido involuntario.
Pues, tirando “palante” y
haciendo un poco de historia, en los tiempos antiguos, la mayoría de los
reclamos estaban todo el año enjaulados, ya fuese por comodidad, por seguridad
o para evitar miradas extrañas porque, para S Miguel o S Rafael,
algunos valientes o terratenientes ya estaban colgando la jaula, aprovechando
el tan conocido “rabanillo” o el desarrollo y afirmación de los sexos o, como
no, conseguir la jefatura del bando. Es más, otros oportunistas también
aprovechaban la dispersión o partición de los bandos después de las cacería de
voleteo, para dar el puesto y cobrar algún que otro ejemplar que deambulaba por
los alrededores.
Hoy día, una gran mayoría
de pajariteros enjaula cercano a la emblemática fecha de “Tosantos y
Difuntos”, pues esta modalidad cinegética está estrechamente relacionada
con los santorales del año. Así pues, una vez adquirida savia nueva y tras el
cambio de plumaje en los pelecheros de lo que ya teníamos, pollos y adultos, lo
pasaremos a las jaulas, tras el recorte de pluma, manicura, atusado de pico… y
desparasitaciones externas e internas, siempre que se tenga claro que lo que se
vaya a enjaular sea macho con futuro. Ahora bien, no se puede olvidar qué, en
estas manipulaciones, nunca fáciles, aunque se puede pensar que lo son, siempre
se corre el riesgo de infortunios. Tan es así, que algunos los cogerán por el
cuello, produciendo estrangulaciones, otros, por la patas, “encojando” a más de
uno y, alguno más, por las alas, alicortando al ejemplar, todo ello de forma
involuntaria, para luego, más de una vez, argumentar que el accidentado fue
cobrado en cualquier cacería. Es más, a veces se pasa de recorte y todo se
reduce a la “moda” de directamente comprar, enjaular y sacarlos al campo.
En la línea anterior,
aunque todo está inventado, hay quien utiliza como novedad, para facilitar el
enjaule y evitar accidentes desagradables, el meriñaque o también un tipo de
cajoncito como el de trasporte de los toros de lidia, pues no se olvide que al
reclamo que da el avío siempre le ocurre de todo -incluso escaparse vuelo-,
mientras que el mochuelo siempre saldrá
ileso, incluso en el campo de batalla.
Cajoncito (25x12x19cm) utilizado por muchos aficionados para manejar a lo reclamos para el recorte y ya tratado por algunos autores en sus artículos sobre el reclamo.
En cuanto a las jaulas,
decir que éstas pueden ser altas o bajas, anchas o estrechas, más espesas o más
claras, de madera, de plástico o de acero, pintadas de diferentes colores o
tonos u oxidadas. Con suelos de alambre o de cuerda y algunas con formas
estrafalarias, o añadidos de airbag en el techo, con una clara intención de
modificar la genética y comportamiento del reclamo, por lo que, al final, poco
o nada conseguimos y todas ellas irán a parar a jauleros de plástico o madera,
dotándolos de garfios o ataduras para evitar vuelcos en “bailes “innecesarios o
el intento de llevarse la jaula “volando” con sus respectivos inquilinos. Todo
ello, por supuesto, ordenado y alineado de forma vertical u horizontal,
procurando la paz entre vecinos de jaula, de piso y de barrio. Unos viéndose o
con mampara para que no se vean y así evitar el contagio de malos
comportamiento, aunque la oída será inevitable. Pero es más, los jauleros se
colocarán en el mejor lugar entre sol y sombra para que los reclamos siempre estén
a salvo de los meteoros, los predadores y los amigos de lo ajeno. Asimismo,
tendrán siempre a mano algún comedero con pienso de alta energía, un bebedero con agua limpia
y fresca, alguna golosina y, por supuesto, el verde y la respectiva cobija
colocada más o menos alta o baja, incluso eliminándola según sea necesario,
pues no se olvide que la sayuela es la segunda piel de la jaula, siendo móvil y
regulable, puesto que, sin ella, sería como una casa sin cortinas o persianas.
Ahora bien, no todo es
jaula tal como la conocemos, pues no olvidemos que también existe el embrague,
como otra forma distinta de cazar el reclamo.
Imagen de un reclamo embragado en el campo sacada del Blog de Percofán
Continuará…
ALECTORIX ©️
Buenas noches.
ResponderEliminarAnte todo gracias por colaborar con la causa y con esta entrada tan acorde con estas fechas, pues ahora o dentro de poco, se empieza a recortar. Eso sí, cada uno lo hace como he aprendido y, para ello, cogiendo a los reclamos como sabe.
Luego las jaulas esperan con mil modelos diferentes, al igual que los jauleros o galleras, pero sin escatimar nada de nada. Al cuquillero le puede faltar el pan en casa, pero no la comida de los reclamos.
Es decir, como todo lo del reclamo, un mundo, pues ni pájaro de jaula, ni dueño se clonan.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa gracias siempre a ti por colaborar desde tiempos "A" con este blog. y aportar conocimientos y vivencias reales y con fundamento.
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