lunes, 2 de noviembre de 2020

¿NO HAN ACABADO LOS ESTADILLOS DE PERDICES ABATIDAS CON LA AUTENTICIDAD DE LA CAZA DE LA PERDIZ CON RECLAMO?

     Imagen de hace unos años y resultado de un gran puesto, aunque solo se abatió un macho

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ace años, la caza de la perdiz con reclamo suponía una actividad cinegética minoritaria, muy tradicional y cimentada en una serie de normas éticas o morales no escritas, pero inviolables. En base a ello, lo normal tras llegar al cortijo de la finca, después de la conclusión de un puesto o en tertulias posteriores a las jornadas de caza, era el comentar con los familiares o amigos los pormenores del puesto o del día. El cómo había estado el reclamo y el cómo se había comportado el campo suponían los temas más frecuentes a tratar. Es incuestionable que lo fundamental se basaba en la, dificultad, calidad y belleza del lance, más que si se había tirado un ejemplar, una pareja o varias camperas. No es que no se saliese al campo a apretar el gatillo, máxime cuando con ello se ayudaba a reponer las exiguas despensas familiares en época de vacas flacas de nuestra querida España, sino que la caza de la perdiz con reclamo no se veía como una modalidad cinegética, en donde lo prioritario fuera el ir sumando ejemplares a lo estadillos de patirrojas abatidas, pues, la verdad, es que estos ni existían.

El enfoque anterior, aunque haya quien piense que en el fondo no era así, era una realidad, no exenta de excepciones y cimentada en infinidad de casos que ahí están para demostrarlo. De hecho, de muchos de ellos, allá por los años cincuenta y sesenta del siglo anterior, fui testigo y notario, por lo que puedo dar fe que cuando se salía a dar el puesto, no se iba a por una buena percha como se hace hoy en muchos casos. Con un machito, una hembrita y, si había suerte, una parejita, el aficionado cuquillero de turno se daba por satisfecho. Sin olvidar que, a veces, se presentaba un puesto del diez y se hacían unos números mucho mayores. Luego se volvía a la vivienda de la finca o a la población de residencia y hasta una nueva salida al campo, podían pasar, incluso, varias jornadas. Aunque también es verdad que había excepciones como las tradicionales expediciones de algunos días, incluso semanas, que se hacían a una determinada propiedad y en donde se reunían varios amigos para cazar el reclamo y dar buena cuenta de los productos típicos de la tierra.

Ahora bien, desde hace unos años para acá, la caza de la perdiz con reclamo se ha transformado en una verdadera competición, a ver cuál es el que saca más puntos. En este caso, a ver quién mata más patirrojas. Y tal circunstancia está acabando con la grandeza y señorío de la afición cuquillera para transformarla en una simple actividad cuantificadora. Salir al campo y volver contento por la labor desarrollada por el reclamo que ese día hemos escogido, casi significa llegar al cortijo con las orejas gachas, es decir, un fracaso. Ya no es el gran o mal puesto de este o aquel perdigón. Ahora es ¿cuántos has tirado? Obviamente, en este cambio ha tenido mucho que ver la perdiz de granja, pero también con la salvaje hay mucho aficionado, que antepone el número a la belleza y grandeza del lance. A día de hoy, una hembrita, un machito o una collerita ya no molan, cuanto no hace mucho era el objetivo del que salía al monte a echar el día de reclamo.

En esta línea, todo aquello de la tertulias de chimeneas, de bares, de plazas de los pueblos…., en donde se hablaba y no se paraba de las grandes hazañas de los pájaros de jaula y de la valentía y audacia de las montesinas, ha dado lugar a repasar estadillos de perdices abatidas. En tal puesto, tantos. A tal reclamo tantos. En tal temporadas, tantos…. es lo cotidiano cuando se juntan varios aficionados para charlar sobre caza del cuco. Por tanto, los tiempos han cambiado y, queramos o no, se ha sustituido la calidad por la cantidad; la grandeza de los lances, por hojas y hojas llenas con el nombre de los reclamos y sus correspondientes patirrojas abatidas. Ya no importa la emoción al ver que el campo se acerca, ni el corazón en un puño por la hembra que no entra, ni tener los vellos de punta por el titeo de nuestro reclamo... Ahora, lo que importa es tener el suelo del aguardo lleno de humeantes cartuchos, porque mirar hacia él y verlo vacío, entonces sí que nos entra la crisis. De hecho, algunas plazas, una vez terminado el puesto, quedan hechas unas verdaderas montoneras de plumas. Circunstancia que puedo certificar porque lo he podido comprobar personalmente al transitar por colgaderos donde se había dado el puesto no hacía mucho tiempo.

Para finalizar, decir que, a fecha de hoy, el acabar una temporada con diez o quince camperas que pasaron a mejor vida se ve como un fracaso. Lo normal es un número cercano a las tres cifras con el uno delante e, incluso, bastante mayor, “proeza” numérica impensable cuando, hace ya algunos años, se salía al campo con la jaula a cuestas, aun habiendo patirrojas en cualquier rincón de una finca.


8 comentarios:

  1. ¿Es de recibo despreciar al pájaro de reclamo que acepta un sólo disparo en plaza? A los que se les bautiza como pájaros de un sólo tiro. Incluso hay quienes desprestigian al propietario de dicho reclamo.
    Pd.En cierta ocasión y como no tenía otra cosa, hube de conformarme con un reclamo de ese tipo, aunque en el fondo era divertido y deportivo pues solamente había que cambiar de plaza y así no se masacraba una zona...
    Y a día de hoy hay cotos de perdiz salvaje que sólo permiten UNA PERDIZ por cazador y día siendo dos días a la semana.
    Con lo que el público cada temporada se dedica más a los cotos intensivos que posiblemente sean los que mantienen la modalidad en pie a falta de perdices camperas...

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  2. Muy buenas.

    Un lector del blog y futuro colaborador me envía un comentario para su publicación en el mismo.

    “Me parece interesante que hayas traído a tu rincón esa otra acepción que, la mayoría no contempla, y que es la verdadera y que mucho desconocen porque no la han vivido. Es más, creo que el desconocimiento es el que les impulsa a actuar de esa manera tan ruin. Por lo tanto, muy acertada tu exposición. Además, entregada de manera sencilla que es como yo creo que resulta auténtica".

    Gracias por tu labor.

    Miguel Bulnes Cercas.

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  3. Gracias a los dos por participar en este blog que defiende a muerte la caza en general, la perdiz con reclamo es particular y la Naturaleza y M. Ambiente.
    A ambos. Deciros que, desde la diversidad de opiniones, vivencias, tradiciones, costumbres… se encuentra el respeto. Pero si, ENTRE TODOS, arrimamos el hombro, mejor que mejor, como es el caso de Vds., mejor que mejor.
    Nuestra afición, más que maltratada durante décadas y décadas, necesita personas que luchen por ella, máxime cuando hay quien quiere tirarla por tierra, sin saber, valga el ejemplo, diferenciar un alcornoque de una coliflor o una codorniz de una avutarda.
    Los momentos actuales, por muchos motivos no pintan bien. Por consiguiente, unámonos y luchemos por lo que ya nuestros “abuelos” los hombre y mujeres del Paleolítico nos dejaron como LEGADO: LA CAZA.

    PD. El año, menos mal, en lo meteorológico empieza a pintar buen. Esperemos que siga así. Nuestra fauna u flora mediterránea, la lo agradecerá

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  4. Además, quiero dejar claro que, quien quiera participar en el blog con sus comentarios y por motivos varios no pueda por cuestiones técnicas o le de un poco de "cosilla", me lo puede enviar a mi correo electrónico (romelluch@gmail.com) y yo se lo publico y arreglo, si hace falta.

    Pero, yendo más lejos, si alguien que entra en el blog quiere participar con lo que crea conveniente, aunque está dicho, puede hacerlo de la forma anterior. Todo es válido por nuestra modalidad cinegética y no solo para los que habitualmente escribimos, pues muchas veces, podríamos recibir mil clases de quien no ha podido llegar a más, por circunstancia de la vida. El reclamo, como dije en un artículo anterior, no entiende de estudios y sí cuquilleros de corazón.

    Eso sí, firmado con nombre y apellido.

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  5. Un buen amigo y compañero de profesión y de afición me hace llegar este comentario porque él, como tantos otros, entre los que me incluyo, no estamos puestos en el botoneo del ordenador.

    “Leyendo el artículo de los estadillos, es bien cierto que, bajo mi punto de vista, se ha perdido mucho de la pureza de esta afición.
    Hace años, el cazador de reclamo era más bien solitario y dicha circunstancia hacía que no se diera mucha cuenta a los compañeros de los pájaros que abatía y, con ello, no pasar por las mofas de los mismos cuando se llegaba al cortijo con cero patatero y se evitaba el “vaya mochuelo que tienes. Échalo al puchero, etc, etc”.

    Por ello, el cazar solo y no tener que dar cuentas a nadie tiene sus ventajas, pues cuando se está probando un pollo se le debe dar todo el tiempo del mundo: un día, otro y otro, hasta que arranca y se acaba haciendo reclamo. Pero tal situación, con los estadillos sería impensable.
    Hace ya décadas, casi todos los aficionados tenían buenos reclamos y es por lo que he escrito este comentario. Mucha paciencia, mucho culo sentado en una piedra y como cojín, la funda o sayuela.

    Yo, particularmente, por motivos de espacio en casa, no he tenido nunca muchos reclamos y mi jaulero siempre ha sido más bien corto, como mucho cuatro jaulas. Por ello, al tener poco “ganado”, siempre me ha dado tiempo a darles muchos puestos y, por lo tanto, el que medio apuntaba acababa arrancando. Eso sí, había compañeros que me decían que tenía mucha suerte, pero no era así, el secreto estaba en el mucho “culo” con ellos. Pero lo anterior, hoy día, es casi imposible, porque nada más hay que abrirle el portamaletas a un todoterrenos y allí nos encontramos más jaulas que en una feria. Es más, en algunos cortijos donde hay ocho o diez cazadores, podemos ver más pájaros perdices que en toda la finca que tienen arrendada.

    Para finalizar, decir que lo que he expuesto es mi opinión, lo cual no quiere decir que esté en posesión de la verdad.

    Saludos a todos los seguidores del blog.

    Raimundo Alaminos.

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  6. B dias.

    Ante todo agradecer al amigo Raimundo su colaboración con el blog y su comentario.

    Pues sí, puedo dar fe de que has sido un cuquillero con paciencia, pero, también tengo claro que lo que sacabas "palante" era porque tenían madera y, en su día, respondieron.

    Eso sí, buenos ratos echamos al lado de la chimenea contando los mil avatares de nuestra afición y del Encinasola, Ronaldo, Joselito, Fermín....

    Saludos.

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  7. Buenas y santas Sres.
    poco más se puede añadir a los comentarios anteriores. Por desgracia la caza del cuco se está convirtiendo, a mi modo de ver, en algo que no tiene nada que ver con los valores con los que yo veo esta caza. Ejemplos cientos o miles, uno de ellos los viví hace tres temporadas, tuve un coto con otros tres compañeros, el cual era lindero con otro coto, hasta aquí todo normal, lo ilógico es que antiguamente ambos pertenecían a la misma finca, la cual se dividió y por tanto los caminos de una y otra eran comunes dentro de la finca, pues bien, nosotros no podíamos entrar a la parte que no nos correspondía porque había un Sr. que había pagado 8000€ para poder cazar el sólo y no quería que nadie pasara y viera o molestara la caza allí presente.
    También he vivido como un “matarife” aprovechó que en el coto lindero al suyo hicieron un ojeo de perdiz de granja, para el día siguiente colocarse en el acero de ambas fincas y abatir 8 y tan orgulloso estaba que no mató más porque solo llevaba 8 cartuchos, no contento con esto, cogió por la tarde y fue al mismo sitio y abatió 9 más. En fin, para algunos esta caza son números, y por suerte para mi los números solo son los días que faltan para que empiece la temporada. Un saludo.

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    1. Amigo Juan Luis, gracias por colaborar con el blog.

      Si miras a tu jaulero detenidamente, te darás cuanta que no hay un reclamo igual, pues más o menos nos pasa a los dueños. Cada uno se mueve por principios diferentes.

      Saludos.

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