martes, 20 de abril de 2021

LOS RECLAMOS NO SON NI MÁQUINAS, NI TODOTERRENOS

        En este artículo, opinión personal y, por supuesto, puede que no compartida, quiero dar a conocer lo que pienso de nuestros reclamos y quiero dejar bien claro que, de máquinas -como dicen muchos-, nada. Nuestros pájaros de jaulas son seres vivos, con sus cosas buenas y sus también malas. Además decir que cuando escribimos en algún medio: foros, redes sociales, blogs, revistas, libros... exponemos lo que pensamos, aun pudiendo estar equivocado, solo eso, lo que pensamos. Pensar en que quien escribe es infalible, no es estar en el mundo y menos en esto del reclamo, donde quien se crea que lo sabe todo, sueña. Eso sí, y lo dejo plasmado con letras mayúsculas y aviso a navegantes: TODOS/As COLABORAMOS CON NUESTRA AFICIÓN. Más mal o más bien, pero colaboramos. No se olvide, aquí no hay doctores de la iglesia.

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Entre los animales -incluido el hombre- y las maquinas, existe una diferencia de comportamientos por todos conocida, pues a nadie se le escapa que los primeros,  nunca se rigen por patrones establecidos en “salas de control”, sino que como seres vivos que son, pueden tener alteraciones en lo físico y  en lo psíquico de un día para otro e, incluso, en diferentes momentos de una misma jornada. Por lo tanto y entrando en la caza de la perdiz con reclamo, pensar que un pájaro de jaula, un animal, valga la redundancia, va estar todo el periodo hábil de su caza, para lo bueno y para lo malo, en las mismas condiciones, supone el no conocer, ni saber mucho de esta modalidad cinegética. De hecho, en más de una ocasión, hemos tenido la intención de darle largas a un componente de nuestro jaulero porque una tras otra nos la iba “pegando” y, de buenas a primera, dice el tío aquí estoy yo y nos llevamos las manos a la cabeza presenciando lo que nunca antes, hubiéramos creído. Pues si esto puede ocurrir con un aspirante a buscar acomodo en casa de un determinado cuquillero, circunstancia que es irrefutable, ¿que no puede suceder con los reclamos más que curtidos y, por consiguiente, muy trabajados jornada tras jornada? La respuesta es fácil: el día menos esperado, como animales que son, nos “regalarán” con una de esas, y no por lo bueno del de la misma, para no olvidar, pero no hay más remedio que pasar página.

 

Pues hecha esta introducción, donde dejo claro que los reclamos no son máquinas a motor que se encienden y se ponen en marcha, sino que pueden tener altibajos una vez que están en el matojo o pulpitillo, debemos tener claro que, aunque llevemos al mejor inquilino del jaulero a nuestra espalda, con el mejor tiempo y en un terreno con patirrojas de sobra, ello no implica que vayamos a vivir un puesto del 15. En esta línea, aunque todo pájaro puntero suele mantener una cierta regularidad en el día a día, esto no significa que, de continuo, esté siempre igual, pues a lo largo de una temporada tendrá días mejores y peores relacionados con circunstancias muy diversas. Es más, algunos de los bajonazos, sin causa aparente, pueden ser de categoría. De hecho, se me viene al recuerdo un lance que viví hace ya bastantes años con mi reclamo El de Manué, uno de mis dos grandes reclamo y que prácticamente no falló nunca. No obstante, eso no quita que el día que menos debía hacerlo, por los condicionantes de aquel momento: buena climatología, cazadero precioso y patirrojas por todos lados, dijera, hoy  no es mi día. Tan es así, que tras dos o tres cantes de mayor, a levanta mantilla/sayuela como él solía hacer, se calló y no abrió el pico en aquella agradable y soleada jornada vespertina. Pues bien, sin poder creerme lo que estaba viendo, dos horas más tarde, di por finalizado el puesto y, aunque el campo no había parado de cantar por todas partes, El de Manué, pasando del tema, solo se había dedicado en ese tiempo a tomar el sol y a escuchar a sus congéneres salvajes.

 

Muy paralelo a lo anterior, también tenemos que saber que el reclamo puede que no actúe igual en unas condiciones que en  otras, pues se puede ver afectado por la climatología, por las características del cazadero, por la ubicación del tanto o repostero, por el horario del puesto… En una palabra, nuestros pájaros de jaula no son “todoterrenos” que funcionan al máximo en cualquier paraje. Consiguientemente, un cazadero con mucha maleza o lo contrario, un farolillo situado en medio del monte o en un limpio, jaula muy tapada o lo contrario, pulpitillo situado a ras de suelo o muy alto, en puesto de alba, sol o tarde, con circulación de personas o animales y muchas situaciones más, pueden ser el causa para que los reclamos, bien sean de poca monta o más que “mediacucharas”, den una buena marea o, lo contrario, si alguna de las circunstancias reseñadas se hace realidad. De hecho, hay pájaros que cazados en el monte son unos fenómenos, pero en cuanto se cuelgan en limpios y ven a las patirrojas de largo, no pueden o no saben lo que deben hacer. Otros que tapaditos dan el callo, pero descubiertos cantan la gallina. Otros que no quieren todas las horas del día. Otros que o les gusta estar colocado a poca altura o lo contrario. Otros que en cuanto se producen movimientos a su alrededor, y ya no de rapaces, se vienen abajo… Por consiguiente, y basándonos en lo expresado anteriormente, creo que los pajariteros -aunque no es tarea fácil-, independientemente de situaciones imprevistas que se puedan presentar cuando se sale al campo, deberíamos saber con lo que contamos en nuestros jauleros y, en base a ello, sacar en cada lugar y momento el pájaro que es válido para ello. De esta manera, aunque surjan peripecias, cosa normal, se lleva mucho ganado a la hora de colgar, pues no siempre se da el puesto sin la más mínima contrariedad.

 

Pues bien, a modo de resumen y en pocas palabras: no debemos olvidar que nuestros reclamos -al no tener puesta en marcha, freno, ni acelerador-, no en todo momento de la temporada, van a estar en las mismas condiciones y, por otra parte, no siempre, aun estando al cien por cien, van a rendir igual con unas componendas que con otras. Por consiguiente, quien crea que tiene pájaro seguro para todos los días que salga al campo, dando el puesto donde se le ocurra, como se le ocurra y cuando se le ocurra, es no saber de qué va la caza de la perdiz con reclamo. Es más, incluso en pájaros punteros, siempre han existido y existirán las MANÍAS. Así que no las olvidemos, porque todos sabemos que existen.

2 comentarios:

  1. Muy buenas José Antonio, yo sigo buscando conclusiones a los "patinazos" que doy.
    Tuve un pájaro que solo quería puestos de tarde, como lo colgaras de mañana estaba la culada asegurada. De hecho le grabé un video que le envié a mi mujer diciéndole que se iba a alegrar porque me iba a deshacer de "Gaspar", ya que tenía un cante tan profundo que no le llegaba a salir por el pico. Tal era el cabreo que tenía con el que no volvió a salir hasta que una tarde por dar descanso a los primeros espadas decidí llevarlo de reserva y vaya, que no parecía el mismo pájaro, tal que me volví a ilusionar y pensé que no tendría celo los primeros puestos, así que una mañana de sábado, nueva culada, el lunes siguiente, nueva culada y me da por sacarlo, creo recordar, esa misma semana, el viernes tarde y vuelta al cante, así que por lo que fuere, el pájaro no quería las mañanas, así que por fin, decidí regalarlo y ahora vive entre patos y gallinas en un espacioso corral.
    Como bien dices, no son máquinas, y creo que lo primero que debemos hacer es "convencerlos" de que tienen que salir a pelear y muchas veces el no tenerlos a punto hace que lo que podía ser no es.
    un saludo.

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  2. B tardes/noches.

    Miguel Bulnes, me hace llegar este comentario sobre el artículo que nos lleva.

    “… No se puede expresar mejor o, al menos, con más claridad. Totalmente de acuerdo en todo. Seguro que tenemos diferencias, vemos de manera distinta o interpretamos de modo desigual algunos aspecto de la modalidad, pero en lo que concierne a este artículo, de mi parte, quorum absoluto.

    Esa propensión que tenemos de trasladar nuestro yo humano a los reclamos, probablemente, nos impida apreciar lo que tú, con toda claridad, destacas en esas reflexiones: son animales. Aunque, a veces, los animales seamos nosotros.

    Un acierto el tema elegido y su tratamiento… “

    Saludos.

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