domingo, 3 de marzo de 2024

DE EXPEDICIÓN AL RECLAMO



Dos buenos momentos de la estancia en tierras toledanas

Las expediciones -Excursiones para realizar una empresa en punto distante, según la RAE-, como llamaban antes cuando un grupo de amigos se trasladaban a un determinado lugar para cazar el reclamo, es un expresión poco utilizada hoy día en la afición cuquillera, pero que si le echamos un vistazo a cualquier manual pajaritero de los años cincuenta/sesenta -sirva de ejemplo la obra Perdices en plaza del marqués de Melgarejo- o hablamos con nuestros mayores, era lo cotidiano entre los aficionados a la caza del perdigón. Así, los enseres cuquilleros, los pájaros que se iban a llevar, los alimentos, los productos de aseo, algún que otro medicamento, el tabaco y los librillos de papel de fumar -muy usuales por aquellos años-, las bebidas, la ropa personal y de cama, los alimentos para los reclamos; la cartas, el dominó y otros juegos… eran preparados concienzudamente para que no faltara de nada -aunque siempre algo se olvidaba-, para los días que se estuviera en un determinado cazadero.

Pues bien, relacionado con lo dicho en la introducción, tras preparar casi todo lo reseñado en el párrafo anterior, varios amigos y nuestras respectivas, nos hemos trasladado cuatro días de esta semana, como ya habíamos hecho en años anteriores, a una finca de la provincia de Toledo para echar unos días de reclamo y de relax, tanto para los reclamistas como para las mujeres, pues mientras unos andábamos dando el puesto en el campo, nuestras parejas daban sus vueltas por la población de residencia y otras de la zona.

En lo referente a lo puramente del reclamo, la propiedad donde hemos cazado cuenta con una buena gestión de repoblación a la hora de las sueltas de perdices, pues ésta se lleva a cabo a finales de verano o principios del otoño y, además, unido a ello, se cuidan  muchos aspectos que influyen positivamente en los buenos resultados de esta modalidad cinegética: buena densidad de perdices, siembras abundantes en lugares estratégicos, control de predadores autorizados por la Ley, puntos de agua y comida en los lugares más áridos, buenos caminos para los accesos a casi todos los rincones de la misma… Es decir, todo aquello que necesita un pajaritero para disfrutar unos buenos días de caza con reclamo alejado de la rutina diaria.

                                  


Dos vistas de colgaderos y una de una hembra dando la lata

El acotado, bastante extenso y con muy buena densidad de perdices, permite, desde hacer buenas perchas, si se da el puesto en las zonas de mayor densidad de patirrojas, a colgar en lugares de sierra pura y dura, en donde o, hay reclamo en el repostero o, en contra de los que muchos creen, no se tira, pues los ejemplares, bastantes de ellos nacidos y criados en dichos parajes, no son fáciles hacerlos entrar en plaza. Aun así, si se tiene reclamos que dan el avío, siempre es más fácil que con el ganado autóctono, máxime esta temporada, en donde estos últimos han estado fatales.

Además, la repoblación, en condiciones normales, sin abusar de gatillo, te da la posibilidad de comprobar lo que tienes en el jaulero en lo referente a los más jóvenes, ya que los de campo, con lo malo que están, no permiten, la mayoría de las veces, comprobar la valía de los noveles.

           
          Un buen macho abatido a un segunda

Ni que decir tiene que este tipo de experiencia suele ser positiva, ya que la convivencia siempre lo es entre personas que se estiman, como es el caso. Por lo tanto, vaya mi sincero agradecimiento a Diego Rama, Agustín Gallardo y a sus respectivas señoras, por el buen trato recibido en los días que hemos estado conviviendo por tierras manchegas.

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