sábado, 5 de septiembre de 2020

LA MUDA EN LAS JAULAS


Hace ya unos años que en distintos medios de comunicación social: grupos de whatsapp, foros, Facebook…. ha existido una verdadera guerra sobre la forma de mudar a los reclamos: con tierra o sin tierra.  Y la verdad es que todos defienden el cómo lo han hecho, pero a veces no valorando como debe ser lo que otros han llevado a cabo. Por consiguiente, considero que es un tema, aunque architratado, muy importante y, por eso, lo traigo a este blog. Además, decir que cada uno lo hace según sus ideas y circunstancias y ello tiene que ser respetado al máximo.

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A veces, eventualidades ajenas a nuestra voluntad o, simplemente por dejadez o descuido, hacen que nos salgamos un poco de lo cotidiano o tradicional y alteremos nuestra forma de proceder o actuar. Luego, una vez pasado el tiempo y valorando el nuevo escenario, nos damos cuenta que lo diferente no es ni mejor ni peor, simplemente distinto, por lo que no debemos decir no a nada, sin que tengamos en la manos unos resultados objetivos y cimentados en hechos contrastados y  consumados.

En esta línea, la pandemia en la que estamos metido, y esperemos que no se dilate en el tiempo, ha supuesto un cambio importante en nuestras vidas y una alteración de los hábitos y costumbres que hasta ahora formaban parte de nuestro día a día. De esta manera, se podrían citar infinidad de circunstancias a las que le hemos tenido que dar un giro, porque como dice uno de mis relatos más conocidos y nunca mejor dicho: las necesidades mandan.  Así, el “encierro” primero y la falta de movilidad debido al coronavirus, supusieron que situaciones que llevábamos a cabo de una determinada manera, hubo que dejarlas o, en el mejor de los casos, cambiar la formas de encauzarlas. Y entre ellas, para muchos, entre los que me encuentro, el modo de mudar a nuestros reclamos, pues el nuevo escenario que se ha presentado, ha supuesto que lo que hemos venido haciendo año tras año, en estos momentos no se pueda o cueste trabajo seguir poniéndolo en práctica. Eso sí, para otros muchos, lo aquí expuesto no ha significado cambio alguno porque la pelecha de los reclamos la han podido llevar a cabo sin el más mínimo contratiempo.

Pues bien, tras esta introducción, un poco larga, pero creo que necesaria, entramos en un contexto más que trillado y conocido, pero que no está mal, sin tirar por tierra la opinión de nadie, compartir hechos contrastados de la muda sin tierra de nuestros reclamos. Es decir, permaneciendo estos en sus respectivas jaulas durante todo el tiempo que dura esta transcendental fase anual en vez de en sus cajones de muda con tierra. Y ha sido así, en mi caso, y supongo que en el de otros muchos, porque la situación presentada no nos permitía, por circunstancias diversas, el tener a nuestros perdigones en sus lugares cotidianos de pelecho. En lo referente a mí, al no irme a Punta Umbría -por varias razones-, donde tengo todos los accesorios para tal fin, los componentes de mi jaulero han tenido que seguir en sus jaulas 

De esta manera, como mi abuelo Vicente Lluch, mi maestro en esto del reclamo, lo llevaba a cabo hace ya bastantes décadas, mis perdigones sólo han tomado tierra una vez a la semana durante una jornada completa. Así, de los nueve de ellos que tengo en casa, todos los viernes lo han pasado en tierra tres y lo seguirán pasado hasta que acabe la pelecha, el sábado otros tres y el domingo el resto, Y de esta forma, han ido transcurriendo los meses desde abril hasta ahora. Además, cada semana, tierra nueva y baños de agua casi a diario.

Y mi grata sorpresa, aunque no lo sea porque hace tiempo que se habla de tierra sí, tierra no, ha sido que todos están mudando adecuadamente y puedo dar fe de ello. Alguno se ha pelado la cabeza de dar con los alambres al estar muy encelado, pero, por lo general, la pelecha va más que bien y sin llenar la casa de polvo y plumas, como es lo normal de los que mudan en sus domicilios habituales a sus pájaros de jaula.



Dos imágenes de la pelecha 2020. En la primera se aprecia un reclamo con el frontal de la cabeza pelado y en la segunda, otro reclamo con sus correspondientes plumas en el fondo de la jaula.



Por tanto, esta experiencia, aunque más que habitual en muchas personas y algunas zonas de España, viene a decirme y la comparto para su conocimiento, que nuestros reclamos, llegado el momento, si se le ofrece una buena alimentación, cuido diario y un lugar que reúna las condiciones mínimas para tal fin, mudan con tierra o sin tierra, en cajones o en jaulas. Es obvio, que la muda o pelecha forma parte de las funciones vitales de las aves y, si no hay ningún contratiempo significativo, la llevan a cabo sí o sí. Se puede argumentar que en los cajones de muda están más cómodos, como así es, pero si le ofrecemos todo lo que necesitan, terminan cambiando su plumaje. De eso no quepa la menor duda. Pero téngase en cuenta que la muda a fondo, la caída abundante de plumas suele ocurrir a partir de mediados de agosto o, al menos, así lo pienso y he podido comprobar yo, temporada tras temporada.

Ahora bien, si el cambio de plumaje no es significativo y solo lo realizan en forma parcial, puede ocurrir que, cuando se acerque el periodo hábil de caza, allá por diciembre o enero, se metan en una muda extemporánea con el consiguiente problema que esto significa.




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