Precioso puesto de piedra donde cacé una mañana
No es fácil poder defender
dos formas de entender o actuar en la caza de la perdiz con reclamo sin que se traten
a distinto nivel y, debido a ello, una de ellas salga un poco maltrecha. Por
tal motivo, el que haya leído la primera parte del pequeño resumen que hice
hace unas fechas de la actual temporada, que para muchos ya ha concluido y que
para otros pocos está a punto de dar el cerrojazo, puede entenderse que, en la
primera exposición, he hipervalorado a la perdiz de campo y minusvalorado a la
de repoblación. En esta línea debo decir que, aunque la diferencia existe y
creo que tal aseveración es irrefutable, a continuación tengo que indicar que aunque
cada tipo de perdiz ocupa su “status” dentro de la afición cuquillera, no debemos,
ni puedo, ningunear a ejemplares de repoblación, puesto que, en muchos casos,
aparte de dar un muy buen juego porque, tal precisión también es irrefutable,
permiten la posibilidad, debido a que, en muchos casos, no hay otra, de poder seguir
practicando una modalidad cinegética tan ancestral como arraigada en el corazón
de muchos aficionados.
Es obvio que es muy complicado
hacer comulgar con ruedas de molinos a quien tiene claro que cazar perdiz de
repoblación/granja es adulterar la grandeza de esta modalidad, pero desde mi
punto de vista -ojo sin tratar de convencer a nadie y simplemente exponiendo mi
visión personal- debo y tengo que expresar que tal circunstancia no es una
afrenta a la afición pajaritera. Es más, se puede disfrutar mucho, siempre y
cuando se cumplan una serie de requisitos, pues si no es así, entraríamos en lo
que muchos puedan pensar y, de hecho, lo piensan: granja es sinónimo de tiros y
percha, por lo que quien caza este tipo de perdiz solo va a apretar el gatillo.
Y no es así, al menos, según yo lo veo.
Me explico:
Una finca con una buena
gestión y bien cuidada, con perdices de calidad genética soltadas en su momento
para que se adapten al terreno, dando los puestos en lugares y momentos que lo
merecen, con cupos establecidos, con una actitud del que está dentro del aguardo
de pajaritero de verdad, administrando lo que entra en plaza sin que preocupe
el cuánto… puede ser una forma más de saborear buenos lances, pues seguro que
se darán. Por tanto, sin extenderme mucho, porque el fondo del artículo no va
de este tema, tengo que decir que, queramos o no, la repoblación está ahí y si nos
ajustamos a lo anteriormente expuesto, seguro que llegaremos al cortijo con una
satisfacción acorde con la grandeza de esta modalidad de caza. Si por el
contrario, entramos en la dinámica de soltar las perdices en cualquier fecha,
incluso poco antes de dar el puesto, colgar en donde primero se ocurra -incluso
al lado de comederos- y abatir a quien asome por el tiradero, entonces, sí se gastarán
muchos cartuchos, pero de satisfacción, nada de nada. De hecho, solo
conseguiremos que quienes no nos puede ver, que son muchos, aumenten su
animadversión contra los cuquilleros.
Pues bien, hecha
introducción, un poco larga y que todo el mundo cuquillero conoce de sobra,
tengo que decir que los ratos de repoblación que he echado esta temporada,
aparte de los problemas ya expuestos en el post anterior, me han servido para
pasar muy buenas jornadas con los reclamos que empiezan, pues suelo sacar
fundamentalmente a quien dan los primeros pasos como pájaros de jaula, pues se
escucha bastante el canto de las campesinas y al ser más fácil, aunque no
siempre, meter a las patirrojas en plaza, se les puede pegar unos tiritos, porque
los reclamos, al igual que los perros, necesitan caza para progresar. Eso sí,
sin abusar con el gatillo porque, si así procedemos, aparte de entrar en el
mundo de los “mataperdices”, acostumbraremos mal a quienes están en el
repostero y cuando la situación se complique, malo.
Pero aparte de
proporcionar a los reclamos noveles posibilidades para que se inicien en lo que
será su quehacer en el campo, no se olvide que, muchas veces nos damos cuenta
que hemos abatido repoblación/granja al tener a los ejemplares en nuestras manos
y observar el escobillado de sus alas porque en la valentía y estructura
general o fenotipo no se nota absolutamente nada. Es más, algunos machos entran
en plaza como verdaderos gladiadores y cuando van pasando los días y se
constituyen las parejas, muchas veces, no tienen nada que envidiarle a las de
monte.
En esta línea he podido
disfrutar de lo lindo con varios pollos nacidos en cautividad: Bienvenido, Marchena,
Dorao y Sierranorte, especialmente con el segundo, un pollo de la granja Sierra
del Castril que atesora unas cualidades, para mí, más que buenas,
principalmente la de la suavidad y quietud en el recibo, aparte de salir a levanta cobija como dicen por la zona donde nació y de un trabajo sin
desmayo. Pero es más, este pollo, antes de llegar a mis manos, por error, fue a
parar a otra persona y con posterioridad a MRW de Córdoba, donde fue
cuidado a instancia de un empleado de dicha empresa de Baza, José Miguel. Más
tarde, tras enterarme de lo ocurrido y contactar con él para que me lo
reenviasen a mi domicilio y tras charlar ambos un buen rato sobre la cuelga, porque
su progenitor es pajaritero, me dijo que le pusiera por nombre Marchena,
porque así se llamó el mejor reclamo que tuvo su padre. Por supuesto, y ante el
exquisito proceder de José Miguel, desde ese momento quedó “bautizado” con el
nombre artístico de tan famoso cantaor de flamenco y de la localidad donde
nació.
Además y para ir
concluyendo solo decir que los pájaros de suelta, esta temporada, debido a las
continuas lluvias, han estado bastante aceptables a la hora de entrar al
reclamo, por lo que al final de veda, que ha sido cuando ha existido la posibilidad
de cazar por la cuestión de la perimetración de algunas localidades, no estaban
muy placeados ni habían tomado tierra, con lo que se dejaban querer porque,
aunque se piense que es fácil, cuando estos ejemplares están malos, no hay
quien los haga meter en plaza. Por tanto, como al César hay que darle lo que es
suyo, si me he divertido -aun con los muchos problemas que hemos tenido-, cazando
perdiz autóctona, como expresé en la primera parte del resumen de la temporada,
con la de repoblación no ha sido menos porque, aunque no he salido lo que yo
hubiera querido, ya que no ha podido ser, en los días que lo he hecho, no me
puedo quejar.
Tres lances con perdiz de repoblación y una preciosa imagen de una arroyo corriendo.
Para finalizar, tengo que
puntualizar que, aunque un poco más extenso de lo que debiera, en este artículo
he querido dejar bien claro que aunque siempre he tirado al “monte”, no puedo
dejar de comprender que la repoblación está ahí y se quiera o no es lo que hay y
así debemos aceptarlo. Por consiguiente, con ética cuquillera y sabiendo donde se va -pues no todas los acotados de repoblación son iguales-, se puede
salir con la cabeza muy alta a dar el puesto en terrenos de este tipo porque no
todo aficionado, por multitud de situaciones diferentes, puede acceder a fincas de perdiz autóctona o salvaje.
Totalmente de acuerdo José Antonio. Cazar la perdiz de repoblación, si se hace respetando los cánones de esta ancestral modalidad de caza,es entretenido y divertido. Sobre todo cuando el cazador no tiene la posibilidad y suerte de tener la posibilidad de moverse en una finca con pájaros autóctonos.
ResponderEliminarQuienes, de forma radical, reniegan y ridicularizan, la cuelga ejercida en terrenos repoblado, pecan de ser poco flexibles y comprensivos y, por qué no decirlo de irrespetuosos egoístas que no aceptan que, tal cómo está el campo, todas no pueden ser autóctonas.
B noches.
ResponderEliminarMiguel Bulnes me hace llegar este comentario para su publicación.
“…Yo no discuto el resultado, sino que las sueltas atentan gravemente contra la perdiz salvaje. Lo demás, incluso, podría ser atractivo. Pero mi conciencia no me deja mentir y si digo lo contario estaría confirmando una media verdad que la más grande de las mentiras.
Quizás es que mi pasión por las perdices no me deja ver”.
Saludos.
Gracias por vuestros comentarios, ambos hechos desde, como no cabría de otra forma, el respeto. Se pueden discrepar en planteamientos, pero si hay respeto, formidable.
ResponderEliminarHablar de perdiz de campo y de repoblación fue, es y será siempre motivo de controversia, pues cada uno lo vemos de una forma. Ahora bien, mientras que aceptemos ideas contrapuestas, sin aspavientos, entramos en lo que debe ser.
Saludos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEsta es una controversia que estará siempre entre los aficionados a la cuelga,se apagará cuando pasen los años y vengan nuevas generaciones que no hayan cazado perdices de campo.
ResponderEliminarLos tiempos cambian y a eso nos tenemos que acostumbrar los burletes.
Saludos
Raimundo me dice que burletes, no. Ha querido decir abuelete. Correctores delovil !!!
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