Hay un refrán relacionado con la caza del reclamo que dice: “de tres celos, dos malos y uno peor”.
Quizás, sea un poco exagerado porque, muchas veces, estos dichos populares llevan las situaciones o vivencias a casos bastante extremos. Pero, esta temporada, en la provincia de Huelva y, por lo que leo y escucho, en otras de Andalucía y del resto de España, apunta al peor más que al malo, como dice el refrán.
En principio, la primavera pasada no fue mala y estuvo exenta de grandes tormentas que acabaran con los nidos y los recién nacidos. El tiempo otoñal no debería haber sido problema, porque éste, no ha sido excesivamente malo. Quizás poca agua al principio y mucha al final, pero creo que dentro de los límites considerados más o menos normales. Si a esto le sumamos que los fríos tampoco han imperado, aunque lo haya hecho en algunos momentos y que últimamente, el tiempo, no esta siendo de los peores, llegaremos a la conclusión de que la temporada no tendría que ser mala como está siendo. Pero, la realidad, es otra bien distinta: no es mala, es fatal, incluso para los reclamos.
Aunque no es un hecho puntual, ya que casi lo mismo viene ocurriendo año tras año, lo del actual, por más que queramos ponerle “peros” y ser más que benévolo con él, no es normal: poca población de camperas, poco o nulo cante de las mismas, complicada entrada en plaza y, cuando se produce, muchas veces llegan a “verlas venir”...
En resumidas cuentas, se puede decir que, lo que va de veda (en Huelva estamos a diez días del final en la zona baja), por lo menos para mí, y supongo que para la gran mayoría, está siendo un auténtico y estrepitoso fracaso. Llegas con toda la ilusión del mundo al puesto, cuelgas tu reclamo, pasa y pasa el tiempo y, aunque la jaula haga un fenomenal trabajo, que muchas veces no es el caso, porque ya están hartas de tantos jaulazos, el resultado es casi siempre el mismo: cero patatero y desilusión total. Lo cotidiano es que ni escuches el “campo”.
Sin ir más lejos, este fin de semana pasado, con tiempo maravilloso -prácticamente primaveral por las tardes- y cuatro puestos “a las espaldas”, casi ni supe de las camperas. Sólo el sábado, en el puesto de tarde, tuve noticias de ellas. Se me acercó una collera sin cantar y entró en plaza el macho como un cohete. Ni se paró. Pero lo peor no fue eso, sino que el pollo que tenía en el farolillo, en cuanto los barruntó, se calló. Luego, al ver al campero y para que no faltara de nada: “cuerpo a tierra”. A partir de ese momento, ni cantó, ni se levantó de la esterilla.
Con este panorama, sólo unas fotos de los reclamos en su atalaya, son los testigos de dos días aciagos de cuelga. Todos son pollos, porque los más veteranos, ni me los llevé.
Estas dos pertenecen a uno de mi amigo y “secre” Rafael que, al ver venir al macho de una pareja, “cantó la gallina”.
La siguiente, pertenece a “Redoble”. Pollo portugués del año que, como su nombre indica, redobla el reclamo. Tiene un trabajo más que bueno, no toma un alambre y, su postura en la jaula, a la hora de cantar, con el pico pegado al techo de la misma, es de una gran esbeltez y plasticidad.
La de ahora, pertenece a “Reverte”, otro portugués del año que tampoco pinta mal. Esta poco encelado porque llegó hace poco al jaulero, pero demuestra buenas maneras en el farolillo.
Esta última, nos muestra la curiosas visita que tuvimos en uno de los puestos. Como se puede apreciar, el visitante no fue otro que un valiente montado en ala delta con motor. ¡Menos mal que no lo confundí con una paloma!
Eso sí, a falta de música de fondo, perdices en plaza y olor a pólvora, buenas viandas, buenos tintos y un poquito de guasa, fueron el remedio para alegrar los compungidos cuerpos. Está claro que, como dice el refrán, “al mal tiempo, buena cara”, es la medicina ideal para estos casos. Si no es así, lo mejor es ir “cortándose la coleta”, porque tristemente, lo que está ocurriendo este año, será lo normal en los venideros, si no cambian mucho las cosas. Pero también es verdad que, los perdigoneros, nos contentamos con poco, con muy poco para ser exactos. Basta un buen puesto de un pollo, por citar un ejemplo, para olvidar todos los sinsabores anteriores. Creo que aquí está la grandeza y el señorío, pese a quien le pese, de nuestra afición.
José Antonio espero que cambie la temporada por Huelva. Aquí en Jaén se está tirando poco en la sierra y algo en la campiña, teniendo en cuenta que casi todo lo que hay en los olivares es granja, que aunque no me gusta, nos da la posibilidad de "disfrutar" algo y hacer las jaulas. No biene mal.
ResponderEliminarMe llama la atención lo de los pájaros de Portugal, ¿son buenos, de granja o de campo y dónde se pueden comprar? a lo mejor para la próxima temporada nos hacemos con algún pollo de esas tierras.
Saludos desde el mar de olivos.