viernes, 27 de noviembre de 2020

LAS "LIMPIAS" DE ASPIRANTES A RECLAMO

Lo expuesto en este artículo es  hartamente conocido, discutido, tratado y más que machacado en muchos medios, incluso en este blog.  Pero, aún así, volvemos a tropezar en la misma piedra y la ceguera nos nubla de tal manera que el tiempo, muy preciado por cierto, parece no tener valor en estos menesteres. Guardar incompetencia hoy es tener incompetencia para mañana, no hay otra. Está mil veces dicho, pero no aprendemos, pues seguimos con la misma.

ooo  O  ooo 


             Bellísima estampa en el campo de un pájaro que regalé a los tres años por no dar la talla.

Evidentemente, no es la primera vez que se trata este tema en mis escritos y, probablemente, tampoco será la última. Y no lo es porque, año tras año, cuando se empieza con el recorte, las previas a la apertura de la veda, el periodo hábil y cuando finaliza la temporada o está a punto de concluir, nuestro jaulero empieza a sufrir bajas de ejemplares que, en otro momento, incluso fueron referencia del mismo y con el tiempo nos hemos ido dando cuenta que no son más que auténticos mochuelos. Pájaros que, por circunstancias diversas, nos hicieron creer que podrían servir en un futuro, pero que, al final, lo que siempre se ha dicho mil veces sobre que “el buen reclamo, desde el primer día”, vuelve a hacerse realidad.

 

Es más, esta aseveración que siempre la he tenido clara, no soy el único que la hace. De hecho, en la obra “Reclamos y Recibos: Memorias de un Cazador de Reclamo” de D. Francisco Sánchez-Casas, obra que me regaló en su momento el sobrino del escritor y buen aficionado, D. José Antonio Saúco Sánchez-Casas, en la página ciento catorce y en el apartado dedicado al año 1974, habla sobre el reclamo Mudelo, propiedad del Sr. Saúco, el cual, aunque era un pollo con poco trapío y con aspecto más bien de hembra, el día de su debut dio un gran puesto y el autor le tiró un macho de los de capa y espada. En dicho capítulo, de todo lo que escribe sobre este reclamo entresaco las siguientes palabras. “Los pájaros que van para fenómenos tienen que empezar como el Mudelo y el que no lo haga así no pasará de ser vulgar. Esto no quiere decir que, por excepción, falta de celo u otro motivo, pueda darse lo contrario, comenzar mal y luego poco a poco enmendarse. El pájaro que no demuestre sangre o temperamento al enfrentarse al campo, respondiendo con las músicas adecuadas y, sobre todo, recibiendo y quedándose al tiro, no alcanzará más cota que la de regular”. Como se puede comprobar en la cita que hago del Sr. Sánchez-Casas, tanto él en su momento, como yo en la actualidad, coincidimos en que el pájaro puntero o, simplemente, un buen reclamo, desde el primer puesto debe dar la talla. Lo he recalcado muchas veces y en el manual Con la jaula a cuestas, vuelvo a hacerlo patente.

 

        En base a todo lo expuesto anteriormente, lo peor que debemos hacer y, en infinidad de ocasiones, tropezamos en dicha piedra, es guardar, de un año para otro, incluso desde la compra al primer puesto de una misma temporada, machos de jaula que no muestran condiciones en sus primeros momentos porque, bien por un motivo u otro, creemos que, a la temporada siguiente o en los próximos años, se harán reclamos de primera fila. Craso error comentemos al seguir con ellos.

 

        Así, cuando vamos llegando al final de cada periodo legal de veda  o al finalizar el mismo, empezamos a abrir puerta y a darle largas a quienes nunca deberían haber ocupado lugar en nuestro jaulero. Y no es que con unos meses o un año más se hayan enmendado, sino que vuelven a incidir en los defectos que ya les observamos en fechas pasadas, y lo que hemos conseguido con ellos es perder tiempo y lugar para otro cualquier pájaro que, posiblemente, hubiera servido.

 

     En dicha línea, primeramente comentar, que en las últimas temporadas me he deshecho de varios pájaros, incluso con dos y tres años. Bellos, nobles, con buena música…. Pero en el campo, uno de ellos por un motivo y el otro, por otro diferente, nunca dieron la nota mínima que se le debe exigir a un reclamo. Y lo peor del caso es que cada temporada que finalizaba, yo ya sabía o, al menos me imaginaba, lo que iba a ocurrir, pero esperé otra temporada para ver qué pasaba y, una vez más, porque nunca aprendemos, no acerté en mi decisión. Doce meses después, volvieron a ser auténticos calamidades y, nuevamente, pusieron en práctica las peores faltas que un aspirante a reclamo puede tener, aparte de no cantar o no parar de moverse en el repostero: que cuando se le acerque el campo o, se callen o, reciban de pluma como auténticos globos de feria, pero sin recibir de pico. También es verdad que no se pueden, o se deben, soltar pájaros por un calentón del cuquillero de turno, sino que tiene que ser una decisión muy meditada y asentada en hechos contrastados.

 

        ¿Qué a alguno de ellos, bien arropadito en el repostero, con plazas tapaditas de las que no se ve a las patirrojas de lejos y con campo fácil, se le pegaría algún tiro? Cierto. De hecho, algunos de ellos llevaban sus tiritos, pero de los que no satisfacen a nadie. Sin ir más lejos, a uno de los que me refiero, en Ciudad Real, le entró la pareja de callado, tras un buen trabajo desde que lo puse, los tomó muy bien, le maté el macho en su sitio, cargó el tiro correctamente, pero…, la hembra, tras el disparo, se amparó al lado del aguardo y ahí acabó el puesto. Fue incapaz de volver a cantar. No cabía en la jaula dando vueltas, pero no abrió más el pico. La viuda le canturreaba, pero no se le acercó, porque supongo que le daría miedo nada más verlo.

 

        Pues ejemplos como el anterior se podrían citar muchos y, a pesar de ello, lo pelechamos con la idea de que el año próximo se produzca un cambio que, como bien sabemos, en un altísimo porcentaje, no ocurre. Consiguientemente, nuestro jaulero estará ocupado, en parte, por reclamos que no llegan nunca a ser ni “mediascucharas”. Pájaros en los que creemos ver futuro, pero que nunca llegarán a ser realidades.

 

        Con este panorama, muy conocido por los cuquilleros, aunque normalmente no le prestamos mucha atención, lo mejor es actuar sin contemplaciones: el que no sirve, nunca servirá por muchos mimos y puestos que le demos en buenas fincas. Debido a ello, cuanto antes le demos larga, mucho mejor. Y si nos quedamos solamente con dos o tres, que no nos preocupe, siempre habrá la posibilidad de tropezar con algún pollo con futuro. Perder el tiempo con reclamos que nunca pasarán de regulares y vulgares, como lo recoge D. Francisco Sánchez-Casas en el libro anteriormente mencionado, lo único que nos proporcionarán serán decepciones.

 

Para finalizar, solo decir que siempre es tiempo para quitarse de encima -incluso a los pocos días de una adquisición- a pájaros que, por diferentes motivos, no dan, ni van a dar la talla, aún pudiendo cometer errores. Esperar es no tener los pies en el suelo, pues lo que no sirve, por muy buena estampa o música que atesore, lo que nos aportará es perder el tiempo que podríamos dedicarle a otros noveles. De hecho, hace unos días, me he quitado de encima un pollo que compré  el mes pasado en una pajarería, por no ajustarse  a los patrones que yo exijo. En resumidas cuentas, como dice un buen amigo y colaborador asiduo de este blog: selección antes que espalda para llevarlo o culo para aguantar sus “mocholadas”.



1 comentario:

  1. El compañero Alberto Bosch, aficionado mallorquín me envía este comentario para su publicación.

    “Yo, como lo relatado, no guardo nunca una futuro reclamo para la próxima temporada, pues lo que no haya demostrado en la presente, difícilmente lo demuestre en la próxima. Así, el que se queda en casa es porque se lo ha ganado. Es más, siempre tengo ocho reclamos y dos o tres pollos cogidos el año anterior para el futuro. Este año tengo seis del año pasado, porque de los ocho reclamos, al finalizar la temporada se me murieron dos de los más viejos, uno con trece años cazados y otro con once. Por lo tanto, ahora tendré que probar los pollos, por si alguno de los seis que tengo, sale de mi gusto”.

    Saludos.

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