miércoles, 9 de diciembre de 2020

EXTRACTO INÉDITO DE LOS POLLOS DE LA REDONDILLA

                                     Portada de  Los pollos de la Redondilla

Miguel Bulnes, cuquillero cacereño de pro y autor, entre otros, de bastantes libros sobre la caza, me remite este extracto, no publicado por error, aunque iba en el borrador/manuscrito de la obra Los pollos de la Redondilla que se envió a la editorial. Por tanto, en el apartado de colaboraciones, lo hago “efectivo” en el día de hoy, para que “vea la luz”.

El citado libro trata sobre unos pollos adquiridos por el autor, su padre Miguel y su hermano Pepe a un amigo, José Murillo, y procedentes de la finca La Redondilla. Dentro del contenido del mismo, donde se narra la actuación de dichos noveles, el autor intercala los problemas que tiene con el tabaco y su deseo de dejar de fumar.

                                  Ooo  O  ooo

…”No tardamos en comprar una segunda tanda de cuatro pollos de La Redondilla, viendo los excelentes resultados de sus hermanos y consecuencia de las inmejorables reseñas que nos mandaba Pepe Murillo, ya al final de temporada. Apenas con un par de días en su nuevo corral imitaron a sus hermanos. Y lo hicieron con todas las calidades exigibles. El horizonte de un año para verlos en el campo alargaba las jornadas comprometiendo la paciencia, pues lo cotos intensivos lograron abatirla por completo. En ellos aun se podía cazar. Endulzamos todas nuestras reticencias a destapar en esos lugares y conseguimos gracias a la altruista gestión de un buen amigo, aterrizar en uno de ellos.

Una vez en él, desde el coche pudimos apreciar numerosos pares de perdices, otras sin emparejar y también en grupos que se exhibían por todos lados en un careo indefinido, indeciso y muy confiado, tanto que nos miraban con el desdén de un amigo, tan es así que empecé a arrepentirme.

Poco después, el guarda puso a mi padre el primero, al lado de un comedero y, después de advertirle que los reclamos no suponían reto alguno para ellas, continuamos.

Yo fui el siguiente y me quedé, exactamente, donde me dijo. Y se llevó a mi hermano.

Los pollos estuvieron muy bien, pero allí nadie tenía querencias, nadie defendía nada y todos eran extraños en una tierra que extrañaban, con lo que los que acudieron a la plaza fue pura coincidencia.

Mi padre tiró dos machos que antes de comer decidieron saludarle. Pepe, mi hermano, tiró a otro que creyó encontrar a un compañero de academia en el de la jaula.

Yo, por el contrario, no tuve a nadie que quisiera compañía, ni que quisiera saludar a pesar de tener a varios viandantes observando al pollo como si fuera un músico callejero al que no se quiere depositar la propina. En una palabra, un desbarajuste que mi padre comparó con el acarreado en la última república española.

Fue una temeridad que, por suerte, no ocasionó ninguna situación alocada que pudiera afectar a los pollos, pues enseguida tomamos precauciones y, pese tener el día completo, salimos de allí en cuanto terminamos esos primeros puestos.

…No he conseguido, ni siquiera, bajar ninguno de cinco cigarrillos de cupo. Es más, he tenido que volver a subir la nicotina del pitillo electrónico para no aumentarlos. Aunque no sean ningún antídoto contra el tabaco o, precisamente, por serlo, el año que viene, si la vida sigue siendo generosa con mi salud, mi dependencia se reajustará o no con el filtro de los pollos de La Redondilla...”.

                                  Miguel Bulnes Cercas

1 comentario:


  1. Buenas noches.

    Quiero aprovechar la ocasión para darle las gracias de corazón a Miguel Bulnes por colaborar con este humilde blog con este extracto de Los pollos de la Redondilla, uno de su muchos libros, con el cual, como no, he disfrutado de su didáctica y agradable lectura.

    Además ,decirle, que este rincón particular siempre estará abierto para cuando quiera participar en el mismo porque, cuquilleros de pro, como es el caso, siempre serán bien recibidos en esta casa.

    Saludos.

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