sábado, 5 de diciembre de 2020

LOS PÁJAROS PUNTEROS NUNCA SE VENDEN

 

Aunque el tema de la compra-venta de reclamos de perdiz está muy trillado y, además ya se ha tratado aquí, nunca faltan ganas de hablar sobre el mismo, pues el quid de la cuestión tiene más que nada un trasfondo sentimental y rozando casi en el cariño absoluto. De hecho, hay infinidad de reseñas y anécdotas que se refieren al tema y que podrían servirnos de introducción, pues tras un buen pájaro siempre hay sentimientos personales.


En esta línea, leyendo hace algún tiempo el emotivo y muy buen manual cuquillero de Avelino Ruiz Calatrava “Manco. Historia de un reclamo”, me ha dado alas para escribir este artículo, pues dicha obra recoge, con una gran prosa, un precioso y entrañable pasaje sobre la cuestión que nos trae en este artículo.

 

Así, en uno de los capítulos de este libro, un señor desconocido, don Fulgencio, que en el bar de Currillo escuchaba, paciente y atentamente, las conversaciones cuquilleras que sobre dicha modalidad cinegética mantenían el citado Currillo, Andrés, el zapatero, Desiderio, el guarda y Carlete -cuatro lugareños amigos y personajes del libro- se dio a conocer y les preguntó, viendo la pasión que ponían en los relatos cuquilleros que compartían, varias cuestiones sobre la caza de la perdiz con reclamo, pues aunque era muy cazador, nunca había estado dentro de un aguardo.

 

Pues bien, no muchas fechas después, D. Fulgencio se presentó en casa de Andrés para decirle que estaba empezando a aficionarse a la caza del cuco pero que, para ello, necesitaba un buen reclamo. Para ello, había preguntado en el pueblo por el mejor y le habían indicado que ese era Manco, el pájaro de jaula del Andrés. No hace falta decir que el zapatero, gran apasionado de su afición, le comunicó, tras darle la bienvenida y alegrarse de que se estuviera aficionando a tan ancestral modalidad de caza, que no, que Manco no se vendía. Y para ello, utilizó los fundamentos siguientes, según sus propias palabras plasmadas en el libro anteriormente citado, una vez que don Fulgencio le hubiera ofrecido lo que estimara conveniente por dicho animal, aunque fuera un auténtico disparate:

 

- “...Debo decirle que lo que usted pide es imposible. Hay cosas que no se venden. ¿Acaso puede usted comprar el alma de algún hombre? ¿O el pensamiento de alguien? ¿O el amor de una persona? Mire usted señor, aunque el Manco sea un animal, de él he obtenido tantas satisfacciones a lo largo de estos años que no debo considerarlo como un simple animal, sino más bien un ser especial en mi vida, una parte de mí mismo proyectada bajo su saya de plumas, un cuerpo donde a menudo encuentro mayor comprensión que en nuestra superior inteligencia, viciada por la razón y las costumbres. Por tanto y para terminar este asunto, sepa usted que lo que quiere comprar es una parte de mi corazón y eso no está en venta, ya que, sin sus latidos, yo también moriría de pena y no podría disfrutar su dinero...”.

 

Con lo anteriormente expuesto, que lo comparto al cien por cien, no tengo más que decir que, si existen personas que se dedican a la compra y venta de reclamos como fuente de ingresos o como complemento de ello, circunstancia totalmente legal y entendible, también las hay, como el citado Andrés, que nunca venderían a su mejor reclamo por muchos billetes que se pusieran encima de la mesa, aunque su economía no fuera muy boyante, incluso estando bajo mínimos, pues tira más la parte emocional y sentimental que lo económico.

 

En esta línea y hablo por mí, nunca pasaría a otras manos un pájaro puntero de mi jaulero a cambio de billetes, y mucho menos, el mejor, porque como se dice por ahí: para que lo disfrute otro, lo disfruto yo. De hecho, nunca he vendido un reclamo. He regalado medianías que han dado mucho juego en manos de amigos y compañeros, pero de vender, nada de nada y, mucho menos, si hablamos de un pájaro de calidad. Sí es verdad que, gracias a Dios, nunca he pasado por estrecheces económicas, pero creo que, aun así, siempre hubieran podido más los sentimientos que los dineros. Es más, pienso y estoy seguro de ello, que el mejor nunca se negocia. Se transfiere, aun hablando del referente de un determinado jaulero -según el vendedor-, un buen pajarete de jaula de segunda fila, pero “el figura”, el santo y seña de nuestras tertulias cuquilleras, aunque existan necesidades “de bolsillo”, creo que nunca está en venta o, al menos, así lo pienso yo. Hace años, cuando las economías familiares eran de las de no tener ni pan para llevarse a la boca, posiblemente, pudiera ser, pero de unos años para acá, en el noventa y nueve por ciento de los casos, no.

 

Para finalizar, únicamente decir a modo de resumen, que el pájaro de bandera siempre llegará, si llega algún día, a nuestras manos sin pagar mucho por él. No busquemos el mirlo blanco con el “taco”, pues como bien sabemos, la gran mayoría de las veces pagamos una burrada, incluso hablando de miles de euros, por quienes no pasarían un examen de no muchas complicaciones. Pajaritos medianos, de los que dan el avío, sí se comercian. “Figuras”, aparte que hay poquísimos -aunque ode boquilla pueda haber muchos-, no se suelen, excepto en casos muy muy puntuales, vender. Quizás, en momentos muy específicos, se pueden regalar a personas que, por su buen proceder, se lo merecen, pero a cambio de un buen fajo de billetes, nunca pasan a otras manos.


 

9 comentarios:

  1. El primer pájaro que conocí fue MATIAS, a él le tiré mi primer pájaro con sólo diez años con la enorme suerte de matárselo, un reclamo de los de punta por el cual llegaron a ofrecerle a mi padre la tontería de doscientas mil pesetas del año setenta del pasado siglo. Mi padre no tenía más dinero que el que podía ganar con su jornal, sin embargo, no lo vendió, aunque hay que reconocer que contó con el siempre inestimable apoyo de su compañera de vida, mi madre, que todavía (a sus 87 tacos) cada vez que llega el tiempo del celo me recuerda: "que a gusto sigo estando de haber convencido a tu padre para que no vendiera a Matías".
    Pues así sigue siendo, el bueno: FULGENCIO, VIOLINES, MONTORO, LAGARTIJO, MACHAQUITO, MANOLETE, CHIMENEAS, FELIPE, DON ADOLFO...nunca estuvo en venta, sin embargo sí que he regalado a amigos que se han quedado desaviados, pájaros de muchas cualidades con los que ellos se han divirtiendo de lo lindo (Capitán, Botija, Paquito...)
    En fin, no soy de vender pájaros que sirven y, como soy un buscador permanente de la excelencia, suelo regalar pájaros con mucho nivel cuando compruebo que ya han tocado techo y dejan de tener la capacidad de sorprenderme con alguna "maniobra" nueva.

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  2. Buen libro MANCO y buen tino Andres,un pajaro de este calibre es parte de uno, un trocito de tu alma y como dice Andres los sentimientos no estan en venta.Desde Mallorca hoy lloviendo cosa extraña saludos para todos.

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  3. Yo nunca venderia un reclamo, ni bueno ni regular, el buen pajaritero, el que diariamente esta al cuidado de sus pajaros, el que dia a dia va viendo su evolución, el que temporada a temporada disfruta de su comportamiento en el pulpitillo y lo va viendo mejorar puesto a puesto, creo no venderia un buen pajaro jamas, el dinero nunca llenaria el hueco que te dejaria ese buen reclamo.Feliz Navidad para todos.

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  4. Muy necesitado me tendría que ver para vender un buen pájaro.
    He regalado y me han regalado en función de quién estaba desaviado, pero nunca ni he vendido ni he comprado pájaros hechos.
    Un saludo.

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  5. Muy buenas.

    En compañero de afición, José Mora, me hace llegar este comentario al no saber cómo va el tema a la hora de mandarlo.

    …”Lo que dices es una verdad como un templo, pues a mí me paso que fui hace unos años a un campeonato nacional de perdiz con reclamo y mi pájaro lo hizo tan bien, quedando tercero, que un señor me lo quiso comprar por cuarenta mil pesetas y no lo vendí. Al año siguiente no cantó…”

    Saludos.

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  6. B noches.

    Ante todo, racias a los que habéis comentado por participar en el blog.

    Lo curioso es que todos coincidís en que los reclamos, aunque no sean unos figuras no se venden porque hay cosas más importante que el dinero.

    Yo estoy, como he dejado constancia, en dicha línea, aun existiendo casos muy puntuales, poero sigo pensando que, descontado estos casos, la cuestión sentimental le puede a los billetes.

    Además, añadir que si no vendería un pájaro en condiciones, menos lo haría con un mochuelo, no me lo permitiría mi moral personal.

    Saludos.

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  7. Pues muy buenas sean,,,se suele decir que en esta vida todo tiene su precio, y en su mayoria de las veces es asi.El reclamo dificilmente se escapa,lo que ocurre es que las barbaridades y tonterias tienen su limite a la hora de doblar el pulso a el vendedor.No obstante es muy meritorio por parte de unos puntuales aficionados, que por sus circustancias, serian posibles de rechazar esas ofertas fuera de lugar.Estan en una dimension,edad ayuda,en el que les pesa mas el reclamo que los millones,si en plural,que un loco le pudiera dar.
    Segurisimo que los hay,tambien es segurisimo que no son muchos.
    Oda a ellos

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  8. Deje en el tintero el asunto moral y venta de mochuelos ,,,,ahi hay mas aficionados que entran al trapo, y tambien muchos mas,mi tambien,que nunca ofrecerian un trapo como bandera.

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  9. B noches.

    Al amigo Eusebio darle las gracias por el comentario y por retomar el blog después de mucho tiempo, pues siempre es una alegría tener en primera línea a cuquillero comprometidos con la afición como es el caso.

    Así que nada, gracias de nuevo y saludos.

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