...Que en esto de la caza de
la perdiz con reclamo nadie está exento de haber "metido la pata" en un momento
determinado y, por tanto, pocos pueden lanzar la primera piedra es una verdad
irrefutable e incontestable. Alardear de estar libre de culpa cuando se trata
el tema, es no decir la verdad por muy honesto que se sea. De hecho, los que ya
llevamos unos años en esta controvertida y milenaria afición cinegética hemos
pasado por multitud de situaciones complicadas por motivos diferentes y, al
final, la hemos finiquitado haciendo lo que no se debería, pero como ocurre en
los confesionarios de las iglesias, allí se queda.
Por todo lo anterior, quiero
hacer constar que cuando sacamos los “pies del tiesto”-que se suelen sacar- realizando una crítica exacerbada
y dura contra quien ha podido consciente o inconscientemente cometer un error, primero
deberíamos mirarnos por dentro y hace examen de conciencia o, al menos yo, así
lo pienso porque, si tengo que decir la verdad, en los muchos puestos que he
dado a lo largo de mi vida cuquillera he cometido errores de bulto y creo que,
como quien escribe, le habrá pasado a más de uno y más de dos. Por ello,
demonizar a quien, en un momento determinado no procede como se debiera, es
entrar en el mundo del “fariseísmo”, pues habría que ver qué hemos hecho cada
uno, una vez que nos hemos encontrado solo dentro del aguardo.
Con ello no quiero generalizar,
Dios me libre, pues siempre habrá quien se salve de la quema y haya sido el más
íntegro del mundo, siguiendo una forma de actuar acorde con el decálogo del
buen proceder que engrandece a la milenaria caza de la perdiz con reclamo. Aun
así, pienso que no todos hemos actuado de tal forma, por lo que tirar por
tierra a aficionados que no obran bien, en un momento determinado, incluso a jóvenes
que dan sus primeros pasos en la modalidad, es no ser justos, pues si los
aguardos hablaran, seguramente, no actuaríamos a la ligera haciendo comentarios
atrevidos.
En esta línea, no quiero
dejar pasar por alto algunas situaciones en las que muchos hemos participado o
hemos escuchado a amigos aficionados o hemos vistos en vídeos que comparten compañeros y que, más de una vez, no hemos actuado
como se debiera una vez dentro del aguardo, aunque por distintas razones, en aquel momento, creíamos
que eran las mejores, aunque nos pasáramos de la raya:
- Abatir una patirroja nada
más aparecer en plaza.
- Disparar al macho o hembra,
sin esperar a que entrara el otro, para así no irnos de vacío.
- Disparar sobre camperas
sin la seguridad que las veía el reclamo.
-Disparar sobre machos o
hembras a bastante distancia del repostero.
-Intentar carambolas
cuando, ni era el momento, ni ambas montesinas estaban en el lugar adecuado
para ello.
- Disparar sobre camperas en
la línea del que está en el pulpitillo.
- Disparar sin que exista un
recibo adecuado.
- Salir del puesto a buscar
una perdiz herida.
- No tocar una pluma del
ejemplar al que se dispara.
- Dejar a las patirrojas pataleando o dando botes tras el disparo
- Abatir, y no por rebote de
plomo, sino por nerviosismo o precipitación, al reclamo de turno.
- Tratar al reclamo que ese
día habíamos sacado como si fuera un muñeco de feria, con todo tipo de
improperios incluidos, tras una faena no muy acorde con lo que se esperaba del
él.
- …
Pues bien, dicho lo dicho
y para no alargar más el artículo, aunque se podrían citar otras muchas situaciones que rodean a nuestra modalidad cinegética, solo puntualizar a modo de resumen que antes
de criticar negativamente a otros cuquilleros por llevar a cabo actuaciones que
no se debieran, tendríamos que repasar la historia de nuestros comportamientos en el
campo. Si así lo hacemos, posiblemente, las críticas negativas se reduzcan o se
trate con más indulgencia o benevolencia a quien, al igual que cada uno de nosotros,
en alguna ocasión -incluso en más de una-, no hemos actuado como marca el
correcto proceder cuquillero. Y cuidado, yo no estoy exento de culpa pues, como
he dicho con anterioridad, también “he pinchado en hueso” más de una vez y no
he estado acertado en algún que otro comentario. Por tanto, si los aguardos
hablaran….
Decía mi padre: El puesto es el que mata la caza. Mi defecto más grande quizás sea que no apoyo bien la escopeta o no me meto bien las gafas. hace dos años fallé 6 perdices. Donde más me esmero es hacer una plaza limpia de piedras, los rebotes pueden ser terribles.
ResponderEliminarJosé Mora, me hace llegar el siguiente comentario para su publicación.
ResponderEliminar“Una reflexión muy interesante, pues si hablaran los puestos cuantas cosas nos dirían.
Feliz entrada del año nuevo".
Otro buen artículo de nuestro amigo José Antonio.
ResponderEliminarBueno como todos sabemos los cazadores tenemos fama de mentirosos, y en esta modalidad no vamos a ser menos, la verdad es que cuando algo no sale bien en el puesto, rara vez lo contamos como paso con exactitud.
Yo quiero hacer mención de algo que a mi me a hecho cambiar en parte mi forma de cazar en el puesto. Ahora me fijo mucho más en todas estas detalles que cita J. A. En su artículo, y todo gracias a que grabo todos mis puestos. Para mi, mi cámara de vídeo es tan fundamental como la escopeta, a la hora de ir a dar el puesto, además así tengo la ventaja de disfrutar de esos bonitos lances cada vez que me apetezca, y de poder verlos acompañado de mis amigos, y ahí sí que no caben mentirijillas.
DIEGO RAMA
Ante todo, gracias a Paco, José y Digo por participar con sus comentarios y compartir sus puntos de vistas.
ResponderEliminarAl respecto, tengo que decir, que casi todos hemos procedido como no deberíamos alguna que otra vez, como cualquier hijo de vecino. Y ello no debería avergonzarnos, porque errar es de humanos, pero nunca fijarnos en el vecino antes que en nosotros.
Es más, a veces, estos errores que podamos cometer refuerzan nuestro ego y son una medicina para futuros intentos, pues no damos cuenta que no debió ser así.
Por todo ello, la palabra RESPETO debe imperar siempre en nuestros adentros porque, aún inconscientemente, nadie está exento de un fallo garrafal.
Saludos y VENTUROSO 2021 o, al menos, que no se un estropicio.
Cuántos pájaros se habrán quedado en el camino por nuestras formas dentro de los aguardos. Yo mismo me encargué de frenar la progresión de un reclamo que iba para sobresaliente. Estos animales tienen la cabeza muy pequeña pero jamás olvidan y este, como no pudo ser de otra forma, me lo tuvo en cuenta. Feliz Año 2021 para todos.
ResponderEliminarPara finalizar el año, bastante malo por lo que estamos viviendo, aunque tengamos la suerte de contarlo, quiero darles las gracias a Ignacio, al igual que a los anteriores que han comentado, por participar. Y, por supuesto, a todos los que han colaborado en otros momentos del que se nos escapa y ya le queda poco.
ResponderEliminarEso sí, no puedo dejar atrás las muestras de apoyo, pues a nadie le amarga un dulce, que han llegado a mi persona. Pero también, quiero agradecer a quien me ha tirado de la orejas, porque de esta forma se da uno cuenta que, simplemente, es uno más de a pie y no un maestro de esto del reclamo, aunque nunca ha sido el fin de este blog.
Eso sí, quiero dejar bien claro que, aunque me equivoque, este rincón particular estará abierto a todo el que quiera participar, sea de la tendencia u opinión que sea, siempre que se respete lo que plasmé en el blog hace ya casi 11 años, es decir, RESPETO a la caza y a la Naturaleza y a las personas que las defienden.
POR TODO ELLO, FELEIZ Y VENTUROSO 2021
Gracias siempre a ti J. Antonio. Este rincón me gusta mucho. Me entretiene, me enseña y disfruto leyendo tus artículos así como las opiniones y relatos de compañeros ya duchos en mil batallas. Como refiere un buen amigo, ¡Viva la Caza¡, ¡larga vida al Perdigón ¡
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