jueves, 20 de diciembre de 2012

¿A QUIÉN SE DEBE DISPARAR PRIMERO, AL MACHO O A LA HEMBRA?




          Entra una pareja en la plaza y nuestro reclamo los está recibiendo como se debe hacer. Apuntamos sobre uno de los componentes del par, porque no queremos hacer carambola, y nos surge la duda: ¿a cuál disparamos primero, al macho o a la hembra?


            Aunque pueda pensarse que es fácil la respuesta, bajo mi punto de vista, no lo es tanto. Y, no lo es, porque, aunque un gran número de aficionados piensen que hay que disparar a la hembra en primer lugar, la experiencia viene a recordarme que, posiblemente y en algunos casos, no sea lo correcto, al menos, y vuelvo a repetirlo, bajo mi opinión muy particular.

            ¿Qué por qué pienso de tal forma? Pues trataré de explicarme.


           Es verdad que, la mayoría de las veces, si tiramos primero la hembra, más pronto que tarde, el macho vuelve a la plaza en su búsqueda y, así, remataremos la faena. Pero no siempre ocurre eso, ya que, otras muchas veces, el garbón campero, da un vuelo o echa una carrera y se atalaya en cualquier sitio y, de allí, aparte de dar la lata con su repertorio de cantos, no lo mueve nadie, por lo que terminamos enfadados y levantándonos tras toser o carraspear para que no se vaya de vuelo y distuste a nuestro reclamo. Curiosamente, cuando procedemos al revés, otras tantas veces, las hembras terminan dándonos la mañana o la tarde y ocurre lo mismo: no se acercan al reclamo. Charachean lo inimaginable, pero, en la gran mayoría de las ocasiones, terminan sacando de sus casillas a nuestros reclamo.


            ¿Entonces cómo debemos actuar?


           Si los dos entran con mucho celo, por lo tanto, a la par, creo que no importa mucho sobre quien disparar. Incluso, si soy realista, es mejor tirar sobre la hembra en un primer momento. Pero, cuando observemos que uno de los dos se queda rezagado, es a este último componente del par, sea macho o hembra al que hay que abatir primero. Y creo que se debe proceder así, porque, de esta forma, su acompañante, más encelado/a, casi seguro que terminará entrando o, al menos, es lo lógico, siempre bajo la modesta opinión de este aficionado que, dicho sea de paso, siempre suele actuar acorde con lo expuesto. Ni que decir tiene que, en todo momento de la temporada, hay que conocer cómo se encuentran de celo ambos componentes del par, ya que, no suelen proceder de la misma forma el uno u otro al principio de abrir la veda que al final.


       Para terminar, quiero dejar claro que, hablando de patirrojas españolas –las de repoblación son otro mundo-, nunca se puede asegurar nada, puesto que, sus formas de actuar o comportamientos son imprevisibles y nunca se ajustan a un patrón fijo. Es obvio que, el instinto de conservación grabado en sus genes, les hace campear de manera sorprendente e inesperada como única forma de seguir sobreviviendo.

          Tampoco podemos pasar por alto que, en todos los casos, hay algo fundamental: el reclamo y que, por consiguiente, todo lo expuesto debe ser válido cuando en el tanto tenemos un pájaro que sabe cómo actuar y marcar los tiempos de forma correcta. Si no es así, casi seguro que, en la mayoría de los casos, el campo se atrancará y no conseguirá culminar la faena. Igualmente, es de vital importancia la sapiencia, veteranía y templanza del cazador. El saber esperar es fundamental, si no, puede ocurrir que, muchas veces, tiremos el primero y su cónyuge ni entre si quiera en plaza.

4 comentarios:

  1. Yo estoy de acuerdo contigo J. Antonio, aunque añadiría que es fundamental saber qué tipo de pájaro tenemos puesto en el pulpitillo. Porque si es un pollo, yo por lo menos, le tiro primero los machos. A medida que el pájaro se va haciendo ya le voy tirando también primero las pájaras, siempre que la collera esté en plaza y recibiéndolos claro está. A pájaros ya hechos y granaos les tiro siempre primero el último que entra, o el que veo más remolón y siempre procurando que el otro esté tapado y no vea el tiro.
    Un saludo
    Nacho

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  2. Estimado Nacho.

    Cuando he redactado el escrito, lo he hecho pensando en reclamos hechos. Si hablamos de pollos, como ya he reseñado en algún artículo, la cosa cambia. Es más, suelo proceder como tú has es escrito.

    Un saludo.

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  3. Buenas a todos, depende de los pájaros el proceder cambiaría, hablando ya de un reclamo consagrado hay gustos como colores.En mi proceder diario siempre suelo tirar el que ha llegado tirando de la pareja, siendo normalmente el macho, primero porque los pájaros se hacen principalmente a base de machos que son los que le dan confianza al enjaulado. La viuda que queda, siempre suele quedar recelosa en las cercanías de la plaza y mas si la dejas como a mi me gusta que llegue con su macho al tanto. Pienso que si quieres saber lo que tienes en la jaula, o mejor dicho lo que no tienes hay que matar el macho y ver que recursos desarrolla tu reclamo con las señoras, que como todo en la vida son las que ponen precio al cuarto de peras. Con este proceder encontrarás verdaderos reclamos trabajadores, constantes si son de su condición y no carniceros,pues con los machos aunque se atranquen nunca te echarás un reclamo al hombro. Nunca a un consagrado de mi jaulero le tiro una hembra primero, a no ser que venga arrollando los tollos y se deje a su macho atrás que en salvaje a últimos de celo cuando los machos suelen ya estar pasados ocurre y entonces al que hay que convencer para entrar es al macho.
    Cuando me meto para dar un puesto intento disfrutar al máximo de los lances y crear buenos pájaros, si el pájaro se lo merece vendrá la collera para casa, si no es mas que un aprendiz de guitarrista y se altera con las damas, no me reportará nada mas que lances que cualquier medio pájaro hace cuando está la caza buena y todo el mundo tira, hay que intentar hacer pájaros, que pongan el campo bueno cuando no lo está,eso sólo se consigue con esfuerzo y trabajo, que es lo que tenemos que enseñar al pájaro, a cazar.
    Un saludo y Felices Fiestas.

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  4. Estimado Francisco Manuel.

    Si soy sincero, tengo que decir que sus palabras resumen una realidad del buen proceder en busca de cortar las dos orejas y el rabo. Por ello, tengo que suscribirlas.

    Ahora bien, muchas veces, el tener en el pulpitillo a un reclamo que nos haga felices, no es tarea fácil. Sé que hay que hacerlos, pero debes dar con la madera y, simplemente eso, no es tarea fácil.

    Aun así, lo felicito, está claro que sabe muy bien lo que dice.

    Un saludo.

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