En este tema, al igual que en otros muchos,
nunca nos pondremos de acuerdo los cuquilleros. No existe un patrón fijo a
seguir y que nos indique qué es lo que se debe hacer o qué es lo que la
tradición marca como uno de los “diez mandamientos” del aficionada al reclamo.
Está claro que todo aficionado lleva al
puesto o aguardo una escopeta y su correspondiente munición, pero, ¿cuál es la
posición en la que quedará el arma una vez dentro de él: con todo el cañón
sacado por la tronera, sacado sólo un pequeño trozo del mismo o apoyada la escopeta sobre
el tollo y sacarla en el momento del disparo?
Pues bien, si hablamos con varios jauleros
sobre cómo lo hace cada uno, nos encontraremos que, ninguno de ellos, lo lleva
a cabo de la misma forma. Es más, Fulanito, Menganito, Zutanito…, nos darán
muchas razones de por qué lo hacen de tal manera y no de las otras. Está claro
que, en nuestro colectivo, la mayoría de las veces imperan las ideas personales
porque creemos que lo que llevamos a cabo, cada uno de nosotros, es lo mejor y,
difícilmente, damos nuestro brazo a torcer aunque se nos demuestre que otra
opción puede ser o es mejor.
En esta cuestión, como en tantas otras,
sólo voy a expresar mi opinión, posiblemente equivocada, pero es el punto de
vista que tengo, como lo hago hoy día, como siempre lo he hecho y como lo
hacían aquellos de los cuales aprendí lo poco que sé de esto del reclamo.
Pienso, aunque la razón no me asista, que
la escopeta debe estar apoyada en la tronera por la chimaza o guardamano en todo momento, una vez que nos introducimos dentro del aguardo y que,
por lo tanto, el cañón se situará, en su totalidad, fuera del tollo. Así, la experiencia me dice que si éste no reluce, ni lo movemos
cuando el "campo" entra en plaza, ni recelará, ni se escamará. Sólo lo moveremos,
mínimamente para apuntar, cuando se vaya a disparar sobre el macho o hembra que esté “dialogando”
con el reclamo. Obviamente, si entra una pareja y uno de sus componentes está
cerca de la tronera y mirando para nosotros, no debemos ni tocar la escopeta, ya que, si
así lo hacemos, casi seguro que ambos saldrán de estampida de la plaza (fig.1).
La verdad es que, siempre he procedido así y, puedo asegurar que, las veces que
un macho o hembra ha extrañado algo y ha emitido su clásico “ra, ra, ra…”, he tenido casi la total seguridad que no ha sido porque ha visto el cañón, sino porque ha
extrañado cualquier otra cosa.
Si se saca una pequeña parte del cañón, a
mi entender, ocurre que, la visión panorámica que tenemos de la plaza del reclamo y
campo, se reduce bastante al estar demasiado separados nuestros ojos de la tronera y, por lo tanto, no tendremos claro qué ocurre
exactamente y las distancias correctas (fig.2).
Por último, si la escopeta la tenemos
dentro del puesto y sólo la sacamos cuando vayamos a disparar, puede ocurrir
que, con el consiguiente movimiento, el macho o hembra que entre en plaza se dé cuenta
del ajetreo y, rápidamente, se nos quite de nuestra vista y se ampare en la
maleza o salga de vuelo (fig.3).
También soy consciente de que, a veces, la patirroja de turno, la mayoría de las veces, hembras, están tan escamadas y desconfiadas que recelarán no del cañón, sino del más mínimo detalle que pasemos por alto. Pero eso son circunstancias que ocurren en nuestra afición y que todos conocemos de sobra.
También soy consciente de que, a veces, la patirroja de turno, la mayoría de las veces, hembras, están tan escamadas y desconfiadas que recelarán no del cañón, sino del más mínimo detalle que pasemos por alto. Pero eso son circunstancias que ocurren en nuestra afición y que todos conocemos de sobra.
Las tres figuras son ideales y a tener en cuenta, lo que hay que saber es donde, como y cuando calcar
ResponderEliminarcada una de ellas, aunque la 1ª parezca un tanque de combate, es la más universal de todas, pero repito, las tres son efectivas sabiéndolas aplicar en el momento y lugar adecuados.
Saludos.
PD. Se me olvidó decir que, del tollo del que hablo es un puesto portátil. Los aguardos de piedra y monte dan más juego, aunque al final, es la misma historia.Pero, aun así, quien cogiera estos últimos.
ResponderEliminarUn saludo.